jueves, 30 de agosto de 2018

Hipoglicemia endógena. estudio y manejo

Hipoglicemia endógena. estudio y manejo
Revista Médica Clínica Las Condes 2013;24:839-44 - DOI: 10.1016/S0716-8640(13)70231-1
Introducción
Los niveles plasmáticos de glucosa están sometidos a un riguroso equilibrio entre las necesidades de los diversos tejidos y las fuentes endógenas y exógenas de este nutriente. La glicemia es finalmente regulada por diversos mecanismos de control, presentando oscilaciones mínimas en condiciones de normalidad.
Los mecanismos de regulación principales son:
  • 1)
    Hormonales
    • a.
      Insulina
    • b.
      Glucagón
    • c.
      Catecolaminas
    • d.
      Cortisol
    • e.
      Hormona de crecimiento
  • 2)
    Activación de sistema simpático y parasimpático a nivel central y periférico
    Estos mecanismos de regulación gatillan respuestas con rangos de glicemias diferentes, lo que dificulta la definición precisa de un nivel de glicemia asociado a morbilidad, y por tanto, el criterio diagnóstico de laboratorio para definir la hipoglicemia.

Así, la secreción de insulina por la célula beta pancreática se inhibe con niveles de glicemia inferiores a 79mg/dL, lo que provoca la estimulación de la célula alfa y un aumento de la secreción de glucagón (1). Esto provoca un rápido aumento de la glicogenolisis y gluconeogénesis hepática. Si la glicemia desciende a niveles menores de 68mg/dL, se desencadena la secreción de adrenalina y noradrenalina a nivel medular adrenal y de terminaciones nerviosas, suprimiendo aún más la secreción de insulina y estimulando la de glucagón. Además, el aumento de catecolaminas disminuye la utilización periférica de glucosa y aumenta la lipólisis. El aumento de secreción de cortisol y hormona de crecimiento se observa con glicemias menores de 66mg/dL, produciendo una activación de la gluconeogénesis, de la lipólisis y cetogénesis, mecanismos de compensación más importantes en hipoglicemia crónica (2).
Desde el punto de vista clínico, los síntomas autonómicos de hipoglicemia aparecen habitualmente con niveles inferiores a 58mg/dL y los de neuroglucopenia con valores de 49-51mg/dl (3). Las manifestaciones clínicas más frecuentes se describen en la Tabla 1.
Tabla 1.
Síntomas de hipoglicemia
1) Autonómicos 2) Neuroglucopénicos 
A. Adrenérgicos a. Cambios conductuales 
a. Ansiedad b. Cambios visuales 
b. Palpitaciones c. Confusión 
c. Irritabilidad d. Debilidad muscular 
d. Temblor e. Somnolencia 
 f. Convulsiones 
B. Colinérgicos g. Coma 
a. Sudoración  
b. Hambre  
La existencia de múltiples factores regulatorios, en ocasiones redundantes, permiten explicar la baja frecuencia de hipoglicemia en pacientes sanos.
La hipoglicemia puede presentarse como una entidad nosológica aislada, o más frecuentemente relacionada al manejo de la Diabetes Mellitus, teniendo en ambos casos un enfoque diagnóstico y terapéutico radicalmente diferente. En esta presentación se describirá el estudio y manejo de las hipoglicemias no relacionadas con la terapia de la Diabetes Mellitus, denominadas específicamente hipoglicemias endógenas.
Tríada de whipple
Dada la baja frecuencia poblacional de la hipoglicemia endógena (4), y la escasa especificidad de la sintomatología asociada, es necesario identificar con la mayor precisión posible a los pacientes afectados, con el fin de evitar estudios funcionales complejos y costosos en pacientes sin patología.
Desde la década de 1930 (5), se ha considerado como un elemento de alta sospecha diagnóstica la asociación de: síntomas de hipoglicemia, glicemia venosa disminuida y desaparición de síntomas tras la normalización de la glicemia (tríada de Whipple), asociación clínica que amerita un estudio funcional exhaustivo.
El valor de glicemia específico para defnir hipoglicemia es difícil de establecer, ya que algunos sujetos pueden tener niveles de glicemia bajos en condiciones normales (mujeres jóvenes y niños). Sin embargo, un valor < 55mg% en condiciones basales amerita estudio.
Es importante en estos casos enfatizar la necesidad de medir la glicemia venosa, ya que las mediciones de glicemia capilar con equipos portátiles tienen una variabilidad extremadamente alta en rangos de hipoglicemia (6) y por tanto no debieran usarse con fines diagnósticos en pacientes no diabéticos.
Por otra parte, la presencia de glicemias > 70mg % con o sin síntomas asociados, descarta la presencia de una hipoglicemia en pacientes no diabéticos.
Clasificación de hipoglicemia endógena
Clásicamente se intentó diferenciar los tipos de hipoglicemia endógena dependiendo del momento de su presentación. Es así que se distinguía la hipoglicemia de ayuno de la postprandial; sin embargo, esta clasifcación no permite una aproximación adecuada a las diversas etiologías del cuadro, ya que una misma causa puede estar asociada a niveles bajos de glicemia que se presenten tanto durante el ayuno como también durante el período posterior a las comidas.
En los últimos años, se ha generalizado la clasifcación que separa las etiologías de la hipoglicemia, según se presenten en pacientes aparentemente sanos, de las que se manifestan en pacientes con morbilidad asociada signifcativa. Esta clasifcación, si bien es arbitraria en la separación de los dos grupos, permite una orientación más adecuada de las etiologías más frecuentes en cada uno (7).
Hipoglicemia en el paciente “enfermo”
Existe un gran número de patologías sistémicas que pueden provocar hipoglicemia (Tabla 2).
Tabla 2.
Causas de hipoglicemia en el paciente “enfermo”
a) Consumo de alcohol e) Sepsis grave 
b) Insufciencia hepática f) Inanición prolongada 
c) Insufciencia renal g) Insufciencia suprarrenal 
d) Insufciencia cardíaca h) Tumor productor de IGF-II 
En la mayoría de los casos, la hipoglicemia es un marcador de la severidad de la enfermedad de base y se asocia a otras manifestaciones clínicas del cuadro causal.
El diagnóstico se basa en la pesquisa de hipoglicemia y su asociación con las comorbilidades señaladas.
El tratamiento de la enfermedad de base constituye el pilar de la terapia de la hipoglicemia en estos casos, siendo necesario con frecuencia aportar glucosa exógena hasta la corrección del trastorno que la origina.
Hipoglicemia en el paciente “sano”
En estos casos, el paciente no manifesta una enfermedad causal evidente y la hipoglicemia puede ser la única manifestación del trastorno, habitualmente causada por hiperinsulinismo endógeno (Tabla 3).
Tabla 3.
Hipoglicemia en el paciente “sano”
a) Insulinoma 
b) Enfermedades funcionales de la célula beta (nesidioblastosis)
- Hipoglicemia pancreatogénica no insulinoma
- Hipoglicemia post bypass gástrico 
c) Hipoglicemia autoinmune 
d) Hipoglicemia accidental o facticia 
Hipoglicemia por fármacos
Existe un gran número de medicamentos que han sido asociados a la aparición de hipoglicemia durante su uso, especialmente a través de reportes aislados. Sin embargo sólo en casos muy seleccionados se ha establecido una relación etiológica directa y sistemática.
Los principales son la insulina y sus secretagogos (sulfonilureas y meglitinidas). Estos últimos se unen al canal de K ATP dependiente de la célula beta pancreática, estimulando la secreción de insulina. La presentación y severidad del cuadro tienen directa relación con la potencia del medicamento, su vida media y la dosis administrada.
Existe una gran cantidad de otros fármacos no relacionados con el tratamiento de la diabetes que se han asociado a la aparición de hipoglicemia, por mecanismos menos claros y con mucha menor evidencia sistemática. Entre ellos es relevante señalar a las quinolonas (especialmente gatifloxacino), la pentamidina y la quinina (8)
Otros medicamentos con un nivel de evidencia mucho menor son los betabloqueadores, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los factores de crecimiento insulinosímiles (IGF).
En todo paciente con hipoglicemia es relevante descartar el uso indicado o involuntario de estos medicamentos.
Diagnóstico de hipoglicemia por hiperinsulinismo endógeno
Una vez descartado el uso de medicamentos en un paciente aparentemente sano, es necesario objetivar la presencia de hiperinsulinismo asociado a la hipoglicemia.
La pesquisa de hipoglicemia venosa espontánea asociada a hiperinsulinemia relativa en forma simultánea puede simplifcar el estudio, siendo necesario medir en forma concomitante niveles de péptido C e hipoglicemiantes en plasma.
El uso del test de tolerancia a la glucosa no es recomendado, dada su escasa sensibilidad, especifcidad y reproducibilidad (9).
En caso de no detectar episodios espontáneos de hipoglicemia venosa, es necesario realizar un estudio funcional de mayor complejidad, con el fn de descartar o confrmar la aparición de hipoglicemia en relación a un período de ayuno prolongado (test de ayuno de 72 horas). Este test tiene una alta sensibilidad para el diagnóstico de insulinoma y constituye el “gold standard” para el diagnóstico funcional de este cuadro.
Al ser un test funcional que se realiza con baja frecuencia, es recomendable protocolizar su realización, con el fn de evitar errores en el proceso que puedan llevar a interpretaciones equívocas de los resultados. El protocolo original descrito por Service en 1995 (10) podría ser modifcado levemente considerando la realidad nacional y la disponibilidad de exámenes en nuestro medio.
Protocolo de test de ayuno de 72 horas
  • 1.
    Explicar al paciente la naturaleza y propósito del estudio, obteniendo su consentimiento informado.
  • 2.
    Educación del personal de enfermería respecto a las características del estudio a realizar (monitoreo de síntomas, toma de exámenes, rotulado de muestras).
  • 3.
    Coordinación con el laboratorio para el procesamiento rápido de las muestras y/o almacenamiento de éstas en horario no hábil.
  • 4.
    Registrar la hora de inicio del ayuno.
  • 5.
    Suspender aporte de alimentos, pudiendo ingerir líquidos sin azúcar libres de cafeína.
  • 6.
    Instalar una vía venosa periférica para hidratación salina de mantención.
  • 7.
    Medición de glicemia capilar cada 2 horas las primeras 6 horas, luego cada 3 por 6 horas y luego cada 6 horas.
  • 8.
    Tomas de muestras de exámenes basales al inicio del ayuno (Glicemia, insulina, péptido C, cortisol)
  • 9.
    Medición de glicemia e insulina venosas y cetonemia capilar cada 6 horas.
  • 10.
    En caso de glicemia capilar < 60mg%, o síntomas de hipoglicemia, realizar medición de glicemia venosa.
  • 11.
    Si se confrma glicemia venosa < 45mg/dL (o < 55 si se ha documentado una triada de Whipple previamente), medir además insulinemia, péptido C, cetonemia capilar, anticuerpos antiinsulina e hipoglicemiantes en plasma en la misma muestra y luego administrar glucagón 1mg I V, midiendo glicemia venosa a los 10, 20 y 30 minutos post administración, y terminar ayuno.
  • 12.
    Si se completan las 72 horas de ayuno sin comprobar hipoglicemia, administrar glucagón 1mg IV, midiendo glicemia venosa a los 10, 20 y 30 minutos post administración y terminar ayuno.

Una de las decisiones más complejas al realizar este test es defnir el momento de suspender el ayuno, ya que debe sopesarse el eventual riesgo de una hipoglicemia prolongada con el término prematuro del test, que difculta en forma importante la interpretación final de los resultados.
Una vez obtenidos los resultados del estudio, la interpretación de ellos permite establecer el diagnóstico diferencial del cuadro (Tabla 4).
Tabla 4.
Análisis test ayuno 72 horas
Diagnóstico Síntomas Glicemia (mg/dL) Insulina (uUI/mL) Péptido C (nmol/L) Cetonemia capilar Aumento glicemia post glucagón AAI HGO 
Normal No > 55 <3 < 0,2 (+) > 25 (-) (-) 
Insulinoma HPNI HPB Sí < 55 >3 > 0,2 (-) > 25 (-) (-) 
Insulina Sí < 55 >>3 < 0,2 (-) > 25 (-) (-) 
HGO Sí < 55 >3 > 0,2 (-) > 25 (-) (+) 
Autoinmune Sí < 55 >>3 >> 0,2 (-) > 25 (+) (-) 
IGF II Sí < 55 <3 < 0,2 (-) > 25 (-) (-) 
HPNI: Hipoglicemia pancreatógena no insulinoma.
HPB: Hipoglicemia post bypass.
Insulinoma
Dado que el tratamiento de elección del insulinoma es quirúrgico, el diagnóstico funcional debe ser confrmado con la demostración de un tumor pancreático con imágenes. Al ser tumores en general de pequeño tamaño, es necesario realizar estudios con técnicas de alta sensibilidad (11).
Como primer examen se recomienda la tomografía computada o la resonancia nuclear magnética de páncreas, que permiten pesquisar nódulos pancreáticos de tamaño mayor a 5-8mm (12).
Si ambas técnicas no logran detectar un tumor pancreático, existen otros estudios posibles de realizar, de mayor complejidad y costo: Endosonografía endoscópica: Puede identifcar lesiones pequeñas de cabeza y cuerpo de páncreas, y además realizar biopsia por punción de dichas lesiones (13).
PET/18F-F-DOPA u otras técnicas cintigráficas: tienen menor sensibilidad para el diagnóstico (14).
Test de estimulación con calcio
Permite pesquisar un gradiente venoso de insulinemia en muestras obtenidas de venas tributarias del páncreas tras el estímulo selectivo con calcio administrado por vía arterial, pudiendo identifcar el segmento donde se localiza el tumor (cabeza, cuerpo o cola) (15).
La ecotomografía intraoperatoria puede ayudar el la localización de la lesión en el contexto de una laparotomía exploradora.
Hipoglicemia pancreatogénica no insulinoma
El diagnóstico es planteable al pesquisar una hipoglicemia hiperinsulinémica sin lesión anatómica evidente y tras descartar el uso de secretagogos de insulina e hipoglicemia autoinmune. En adultos es causada por una hipertrofa difusa de las células de los islotes (nesidioblastosis) y puede ser manejada con fraccionamiento alimentario, medicamentos (acarbosa, diazóxido, octreotide) o en casos más graves con pancreatectomía parcial (16).
Hipoglicemia postbypass gástrico
Dada la frecuencia creciente de la cirugía bariátrica en nuestro medio, es una causa de hipoglicemia importante a considerar, que se presenta tardíamente post cirugía, predominantemente en el período postprandial, cuyo estudio funcional es indistinguible del insulinoma (17). El manejo de este cuadro se basa en el fraccionamiento del aporte de hidratos de carbono, el uso de fbra dietética y eventualmente acarbosa u octrotide y excepcionalmente la reconstitución del tránsito intestinal normal (18).
Hipoglicemia autoinmune
Causada por anticuerpos mono o policlonales que se unen a la insulina y que pueden generar hipoglicemia brusca al disociarse el complejo antígeno-anticuerpo.
Se caracteriza por presentarse predominantemente en individuos de raza asiática, sin embargo ha sido descrita también en Chile (19). Los niveles de insulina frecuentemente son desusadamente altos y es posible detectar la presencia de anticuerpos antiinsulina. El tratamiento es variable, en base al fraccionamiento del aporte de hidratos de carbono y el uso de acarbosa o corticoesteroides.
Síntesis
El estudio y manejo de la hipoglicemia endógena es un proceso complejo, que requiere conocer la fisiología y fsiopatología de los mecanismos que controlan la glicemia, realizar un correcto diagnóstico del cuadro y su diagnóstico diferencial, utilizando herramientas diagnósticas de complejidad creciente, con el fn de establecer el tratamiento adecuado en cada caso.
El autor declara no tener confictos de interés, relacionados a este artículo.

Hipertiroidismo


Autor: Simone De Leo, Sun Y Lee, Lewis E Braverman

Introducción

El hipertiroidismo es un trastorno patológico en el que se sintetiza un exceso de hormona tiroidea secretada por la glándula tiroides. Se caracteriza por una captación tiroidea normal o elevada de yodo radiactivo (tirotoxicosis con hipertiroidismo o hipertiroidismo verdadero). La tirotoxicosis sin hipertiroidismo se origina en fuentes extratiroideas de hormona tiroidea o por la liberación de hormonas tiroideas preformadas en la circulación, con descenso de la captación de yodo radiactivo por la glándula tiroides.
Mecanismos patogenéticos de las causas de tirotoxicosis
Tirotoxicosis con hipertiroidismo (captación de yodo radiactivo normal o elevada)
Efecto aumentado de estimuladores tiroideos 
Anticuerpo receptor de TSH    Enfermedad de Graves
Secreción inapropiada de TSHAdenoma hipofisario secretor de TSH; resistencia hipofisaria a la hormona tiroidea
Exceso de secreción de GHTumores trofoblásticos (coriocarcinoma y mola hidatiforme); hiperemesis gravídica
Función tiroidea autónoma 
Activación de mutaciones del receptor de TSH o de la proteína G3α.Adenoma hiperfuncionante solitario; bocio multinodular; hipertiroidismo familiar no autoinmune
Tirotoxicosis sin hipertiroidismo (captación de yodo radioactivo baja)
Tirotoxicosis sin hipertiroidismo (captación de yodo radioactivo baja)
Inflamación/liberación de hormona almacenada     
Destrucción autoinmune de la  gl. tiroidesTiroiditis silente (indolora); tiroiditis posparto 
Infección viral*Tiroiditis subaguda (dolorosa) (tiroiditis de De Quervain)
Efecto tóxico de los fármacosTiroiditis inducida por fármacos (amiodarona,, litio, interferón α) 
Infección bacteriana o fúngicaTiroiditis supurativa aguda
Radiación    Tiroiditis por radiación
Origen hormonal extratiroiedeoExceso exógeno (iatrogénico o facticio)
Exceso de captación de la hormona tiroideaStruma ovarii; metástasis funcionante de cáncer de tiroides
Hipertiroidismo ectópico (producción extratiroidea de hormona tiroidea)     
Ingestión de alimentos contaminadosTiroiditis de Hamburger
Exposición al exceso de yodo     
Efecto Jod-BasedowHipertiroidismo inducido por yodo (yodo, medicamentos que contienen yodo, agentes de contraste radiográfico)
El hipertiroidismo puede ser manifiesto o subclínico. El hipertiroidismo manifiesto se caracteriza por un descenso de la concentración de hormona estimulante de la tiroides (TSH) en el suero y un aumento de las concentraciones séricas de las hormonas tiroideas: tiroxina (T4), triyodotironina (T3), o ambos. El hipertiroidismo subclínico se caracteriza por una disminución de los valores de la TSH, pero con concentraciones séricas de T4, y T3 normales.

Epidemiología
La prevalencia de hipertiroidismo es 0, 8% en Europa y 1, 3% en EE. UU. El hipertiroidismo aumenta con la edad y es más frecuente en las mujeres. La prevalencia del hipertiroidismo manifiesto es 0, 5-0,8% en Europa y 0, 5% en EE. UU. Los datos sobre diferencias étnicas son escasos, pero parece ser ligeramente más frecuentes en las personas de raza blanca que en otras razas. La incidencia de hipertiroidismo leve también es mayor en ciertas zonas con deficiencia de yodo, pero ha disminuido después de la aplicación de los programas de yodación universal de la sal.

Etiología
► Tirotoxicosis con hipertiroidismo
La causa más común de hipertiroidismo en las zonas deficientes de yodo es la enfermedad de Graves. En Suecia, la incidencia anual es cada vez mayor, con 15-30 casos nuevos/100.000 habitantes en la década del 2000. Se cree que la causa de la enfermedad de Graves es multifactorial, originada en la pérdida de la inmunotolerancia y el desarrollo de autoanticuerpos que estimulan las células foliculares tiroideas por unión al receptor de TSH. Varios estudios han proporcionado alguna evidencia de la existencia de una predisposición genética a la enfermedad de Graves; sin embargo, la tasa de concordancia en los gemelos monocigotas es solo 17-35%, lo que sugiere una penetrancia baja.

Los genes implicados en la enfermedad de Graves son genes inmunorreguladores (región HLA, CD40, CTLA4, PTPN22 y FCRL3) y autoantígenos de la tiroides como los genes de tiroglobulina y del receptor de TSH. Los factores de riesgo no genéticos para el desarrollo de la enfermedad de Graves incluyen el estrés psicológico, el tabaquismo y el sexo femenino. Dada la mayor prevalencia de la enfermedad en las mujeres, se sospecha que las hormonas sexuales y los factores cromosómicos como así la inactivación sesgada del cromosoma X, son factores desencadenantes.
Otros factores también que también pueden actuar como desencadenantes son la infección (especialmente por Yersinia enterocolitica, debido a un mecanismo de mimetismo molecular con el receptor de TSH), la deficiencia de vitamina D y selenio, el daño tiroideo y los fármacos inmunomoduladores. Se requieren más estudios para determinar mejor el papel de estos factores como causantes de la enfermedad de Graves.
Otras causas comunes de hipertiroidismo son el bocio multinodular tóxico y el adenoma solitario. A pesar de que en las zonas deficientes yodo casi el 80% de los pacientes hipertiroideos padece la enfermedad de Graves, el bocio multinodular tóxico y el adenoma tóxico son responsables del 50% de todos los casos de hipertiroidismo, con mayor predominancia en la edad avanzada. Los nódulos tiroideos se tornan autónomos y producen hormonas tiroideas que son independientes de las señales de la TSH o de los anticuerpos de los receptores de TSH.
Las causas menos comunes de hipertiroidismo son la toxicosis inducida por tirotrofina y los tumores trofoblásticos, en los cuales los receptores de TSH son estimulados por el exceso de TSH y gonadotrofina coriónica humana, respectivamente.
► Tirotoxicosis sin hipertiroidismo
Estas causas de tirotoxicosis son menos comunes y generalmente transitorias. En los pacientes con tiroiditis silenciosa, tiroiditis postparto o tiroiditis subaguda dolorosa, la destrucción de los tirocitos conduce a la liberación de hormona tiroidea preformada a la circulación. La tirotoxicosis inducida por fármacos tiene el mismo mecanismo patogénico que la tiroiditis. El litio, el interferón α y la amiodarona con frecuencia están implicados en la disfunción tiroidea inducida por fármacos.
La  tirotoxicosis facticia es exógena o iatrogénica, se desarrolla después de la ingestión de cantidades excesivas de hormonas tiroideas y se asocia con una concentración baja de tiroglobulina sérica. El hipertiroidismo ectópico es extremadamente raro, incluyendo las metástasis del cáncer de tiroides y del struma ovárii, un tumor del ovario que contiene tejido tiroideo funcionante.

Presentación clínica y complicaciones

► 
Signos y síntomas por exceso de hormonas tiroideas

El exceso de hormonas tiroideas afecta a muchos órganos diferentes. Los síntomas más frecuentes son: palpitaciones, fatiga, temblor, ansiedad, trastornos del sueño, pérdida de peso, intolerancia al calor, sudoración y polidipsia. Los hallazgos físicos frecuentes son: taquicardia, temblor de las extremidades y adelgazamiento.
► Signos y síntomas relacionados con las causas subyacentes de hipertiroidismo
Los signos y síntomas incluyen: oftalmopatía, dermopatía tiroidea y acropaquia de la enfermedad de Graves; sensación de globo, disfagia u ortopnea debida a la compresión esofágica o traqueal por el bocio nodular; dolor de cuello anterior en la tiroiditis subaguda dolorosa.
La oftalmopatía, también conocida como orbitopatía de Graves se produce en el 25% de los pacientes con enfermedad de Graves. Los signos principales son: proptosis, edema periorbitario y diplopía. Los médicos sin experiencia en el manejo de la orbitopatía de Graves activa o moderada a severa deben derivar a los pacientes a un ooftalmólogo especializado en la afección ocular de la enfermedad tiroidea para su evaluación y tratamiento.
La dermopatía tiroidea es una manifestación extratiroidea rara de la enfermedad de Graves que ocurre en el 1-4% de los pacientes con oftalmopatía tiroidea. En casi todos ellos coexiste la oftalmopatía. Las lesiones se caracterizan por el engrosamiento de la piel ligeramente pigmentada, que afecta principalmente a la zona pretibial.
La acropaquia es la manifestación extratiroidea más rara de la enfermedad de Graves y se presenta con dedos en palillo de tambor en las manos y los pies.
► Complicaciones observadas en el hipertiroidismo
La manifestación clínica varía dependiendo de varios factores, como la edad y el sexo del paciente, las comorbilidades, la duración de la enfermedad y la causa. Los pacientes mayores se presentan son oligosintomáticos, con síntomas menos pronunciados que los pacientes más jóvenes, pero son más propensos a desarrollar complicaciones cardiovasculares. Cuando se compara con las personas >60 años con una tiroides saludable, los hipertiroideos tienen 3 veces más riesgo de fibrilación auricular.
El accidente cerebrovascular embólico relacionado con la fibrilación auricular secundaria al hipertiroidismo, es significativamente MÁS prevalente que la embolia cerebral relacionada con la fibrilación auricular de causas no tiroideas. Sin embargo, el tratamiento  anticoagulante en los pacientes con fibrilación auricular secundaria al hipertiroidismo sigue siendo tema de debate. También se piensa que la fibrilación auricular es un predictor independiente de desarrollar insuficiencia cardíaca congestiva en los pacientes con hipertiroidismo. Se ha informado un riesgo mayor de mortalidad global en los pacientes con hipertiroidismo, siendo la causa principal la insuficiencia cardíaca.
Otra complicación grave asociada al hipertiroidismo es la parálisis periódica tirotóxica. Es más frecuente en los pacientes asiáticos; su incidencia oscila entre el 0, 2% en América del Norte y el 2% en Japón. Se caracteriza por la tríada de:
  1. parálisis muscular
  2. hipopotasemia aguda
  3. tirotoxicosis
Está causada por un cambio de potasio en las células musculares. Las mutaciones en los canales de potasio, cuya transcripción está regulada por las hormonas tiroideas, podrían ser responsables de la enfermedad. Ante la sospecha de esta enfermedad se debe iniciar cuanto antes el tratamiento con dosis bajas de potasio y bloqueantes ß no selectivos, para prevenir las arritmias y restaurar la función muscular.
Otras complicaciones de la tirotoxicosis de larga data son la osteoporosis y las anomalías del sistema reproductivo, como la ginecomastia en los hombres y la disminución de la fertilidad e irregularidades menstruales en las mujeres.

Diagnóstico
Inicialmente se debe determinar la  TSH sérica, porque tiene la mayor sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de los trastornos tiroideos. Si las concentraciones séricas de T4 libre o el índice de T4 libre están bajos se debe medir la concentración de T3 libre total, con el fin de distinguir entre el hipertiroidismo subclínico (con hormonas circulantes normales) y el hipertiroidismo manifiesto (con hormonas tiroideas elevadas).
También identifican a los trastornos con concentraciones de hormona tiroidea aumentadas y normales o solamente con concentraciones de TSH levemente aumentadas, como en los pacientes con adenomas hipofisarios secretores de TSH o con resistencia periférica a la hormona tiroidea.

La modalidad preferida para evaluar la causa de las tirotoxicosis varía mucho. Las diferentes características de la población, los antecedentes culturales y las razones socioeconómicas explican en parte estas diferencias. Las guías de la  American Thyroid Association (ATA) y la American Association of Clinical Endocrilologists (AACE) para el hipertiroidismo y la tirotoxicosis recomiendan una prueba de la captación de yodo radiactivo de la tiroides, para los casos en los que no se ha podido establecer clínicamente el diagnóstico de enfermedad de Graves. En Europa, Japón y Corea se prefiere utilizar la ecografía tiroidea y la evaluación de los anticuerpos anti-receptor de TSH (TRAb, es decir, la inmunoglobulina estimulante del tiroides o los anticuerpos tiroideo estimulantes).

Las guías de EE. UU. consideran la medición de los TRAb como una forma alternativa para el diagnóstico de la enfermedad de Graves, especialmente cuando la captación de yodo radiactivo no está disponible o está contraindicada. Esta recomendación es compartida por el Consenso Brasileño de tiroides que tiene en cuenta las pruebas útiles de TRAb solo en casos seleccionados, mientras que para la evaluación inicial de la tirotoxicosis prefieren la captación de yodo radiactivo. En su práctica clínica, los autores siguen el enfoque europeo y de sus colegas asiáticos, utilizando la ecografía y las mediciones de los TRAb.
En los pacientes con enfermedad de Graves, la prueba de captación tiroidea de yodo radiactivo mostraría un aumento difuso de la captación. En cambio, en el bocio nodular tóxico la captación de yodo radiactivo sería normal o elevada con un patrón asimétrico e irregular; en el bocio multinodular se observaría una mayor captación localizada y focal, con una captación  suprimida del tejido tiroideo restante.  En los pacientes con tirotoxicosis por un origen extratiroideo de hormona tiroides o por liberación de hormonas tiroideas preformadas, como en la tiroiditis silente o dolorosa, la captación de yodo radiactivo en será muy baja.
La ecografía tiroidea y la captación tiroidea de yodo radioactivo tienen una sensibilidad similar para el diagnóstico de la enfermedad de Graves (2% y 97,4%, respectivamente). Las ventajas de la ecografía son la ausencia de exposición a la radiación ionizante y una mayor precisión en la detección de los nódulos tiroideos, con un costo más bajo que la captación de yodo radiactivo.
Por otra parte, el eco Doppler de flujo color permite diferencias la enfermedad de Graves (aumento del flujo sanguíneo, hipoecogénica y difusamente agrandada) de la tirotoxicosis inducida por la destrucción tisular (disminución del flujo sanguíneo). Las diferencias en el enfoque entre los endocrinólogos europeos y los americanos podrían resultar de la diferente epidemiología del hipertiroidismo, porque el bocio nodular es la causa predominante de hipertiroidismo en muchas zonas de Europa.
En los últimos años, los ensayos de TRAb se han vuelto más confiables y menos costosos. Por otra parte, las mediciones de TRAb son útiles para predecir cuáles son los pacientes con riesgo de recaída después de la interrupción de los fármacos antitiroideos, y para detectar la tirotoxicosis fetal o neonatal en las mujeres con enfermedad de Graves, ya que estos anticuerpos atraviesan fácilmente la placenta.

Tratamiento
Las 3 opciones para el tratamiento de los pacientes con hipertiroidismo son: los fármacos antitiroideos (ATD), la ablación con yodo radiactivo y la cirugía. Las 3 opciones terapéuticas son efectivas para el tratamiento de los  pacientes con enfermedad de Graves, mientras que los pacientes con adenoma tóxico o bocio multinodular tóxico deben ser sometidos a la terapia radiactiva con yodo o a la cirugía, ya que rara vez la enfermedad remite. En los pacientes con bocio nodular tóxico, los ATD se utilizan generalmente para restaurar el eutiroidismo previo al tratamiento definitivo con cirugía o yodo radiactivo; en pocos casos se usan como tratamiento a largo plazo, cuando las otras dos terapias están contraindicadas o el paciente tiene una expectativa de vida corta.
La elección del tratamiento para la enfermedad de Graves depende de las regiones geográficas. El tratamiento con yodo radioactivo se utiliza con frecuencia como terapia de primera línea en Norteamérica. Fuera de los EE.UU., como tratamiento inicial se prefieren los ATD, mientras que el tratamiento definitivo es se reserva solo para los pacientes con hipertiroidismo persistente o recurrente. Por otra parte, los pacientes pueden tomar bloqueantes ß para el alivio de los síntomas de hipertiroidismo.
Fármacos antitiroideos Generalidades
Los fármacos antitiroideos del grupo de las tionamidas son el propiltiouracilo, el tiamazol y el carbimazol y son transportados activamente hacia la glándula tiroides donde inhiben la oxidación y organificación del yoduro mediante la inhibición de la peroxidasa tiroidea y el acoplamiento de las yodotirosinas para sintetizar T4 y T3. El carbimazol está disponible en algunos países de Europa y Asia; se convierte en el forma activa, el tiamazol, con propiedades similares al tiamazol. Las grandes dosis de propiltiouracilo, no así el tiamazol, disminuyen la conversión de T4 a T3 en los tejidos periféricos inhibiendo la deiodinasa del anillo exterior de T4. Estos fármacos también podrían tener efectos antiinflamatorios e inmunosupresores.
La guía de ATA/AACE recomienda al tiamazol como el medicamento de elección para la enfermedad de Graves. Las excepciones son el primer trimestre del embarazo y los pacientes con reacciones adversas al  tiamazol. Este fármaco tiene varias ventajas sobre el propiltiouracilo, entre ellas su mayor eficacia; una vida media y una duración de la acción más largas, lo que permite dosificarlo 1 vez/día, y no 2-3 veces diarias como requiere el propiltiouracilo; además, tiene efectos secundarios no tan graves. Los informes de daño hepático en pacientes en tratamiento prolongado con propiltiouracilo llevaron a la ATA y la  Food and Drug Administration de EE. UU. reevaluara el papel del propiltiouracilo en el tratamiento de la enfermedad de Graves, resultando en que no lo recomiendan como fármaco de primera línea. Aunque se ha sugerido el tratamiento precoz de ATD combinados con yoduro de potasio, en general, no este enfoque no es recomendado.
► Protocolos para la terapia con ATD y el seguimiento 
Hay 2 enfoques para el tratamiento de la enfermedad de Graves: la titulación y, el bloqueo y reemplazo. Con la titulación, la dosis del ATD se valora durante el transcurso del tratamiento para elegir la dosis más baja necesaria que permita mantener un estado eutiroideo. En el régimen de bloqueo y reemplazo se utiliza una dosis mayor de ATD sumado al reemplazo concurrente con levotiroxina. Los dos regímenes son igualmente efectivos pero el bloqueo y reemplazo parece ir asociado con una mayor incidencia de efectos colaterales que la titulación. Por lo tanto, el enfoque de primera línea debe ser la titulación, aunque algunos autores consideran que ambos enfoques son igualmente seguros.
La dosis inicial de tiamazol depende de la gravedad del hipertiroidismo y del tamaño de la glándula tiroides: El hipertiroidismo leve y las glándulas pequeñas necesitan 10-15 mg de tiamazol diarios, y el hipertiroidismo grave y las glándulas tiroides grandes necesitan 20-40 mg/día. La dosis equivalente de carbimazol es el 140% de la dosis del tiamazol.  La dosis inicial de propiltiouracilo es generalmente 50-150 mg y se administra 3 veces/día.

La función tiroidea debe ser verificada  4-6 semanas después del inicio del tratamiento y luego, una vez que el paciente está eutiroideo, cada 2-3 meses, aunque cuando el paciente este eutiroideo la frecuencia de las visitas médicas es cada 4 meses. La TSH podría permanecer suprimida durante varios meses, razón por la cual se debe monitorear la T4 y T3 para evaluar eficacia de la terapia. Una vez logrado el eutiroidismo, la dosis de mantenimiento es 5-10 mg de tiamazol/día o, 50 mg de propiltiouracilo, 2-3 veces/día o inferior, para continuar durante 12-18 meses; algunos sugieren una duración de la terapia aún más prolongada.
Un inconveniente de la terapia ATD es la elevada tasa de recaída de del hipertiroidismo después de haber descontinuado el fármaco. Las recaídas son más frecuentes durante el primer año que en los años posteriores, sobre todo en los primeros 6 meses después de suspender el medicamento, pero es poco frecuente después de 4-5 años. El riesgo de recurrencia varía enormemente entre los pacientes, pero se estima que es del 50-55%, según una revisión de  Cochrane de 266 ensayos clínicos aleatorizados. Los pacientes con mayor riesgo de recurrencia son los que tienen hipertiroidismo grave, bocio grande, relación T3: T4 elevada, persistencia de la TSH suprimida y concentraciones elevadas de TRAb basal.
Las concentraciones de TRAb al final del tratamiento podrían ser útiles para identificar a los pacientes que sufren una recaída del hipertiroidismo después de la interrupción del tratamiento. Un estudio prospectivo sugiere que un segundo curso de fármacos del grupo tionamidas posterior a la recurrencia del hipertiroidismo puede provocar una remisión prolongada. Sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar estos datos, y comparar la eficacia y los efectos colaterales del segundo curso del tratamiento con ATD, de la ablación con yodo radiactivo o de la cirugía.
 Efectos secundarios
Los efectos secundarios menores de los ATD ocurren en casi el 5% de los pacientes. Los efectos secundarios incluyen: prurito, artralgias y malestar gastrointestinal. En los pacientes con reacciones cutáneas de menor importancia se puede agregar un antihistamínico o  puede sustituir un ATD por otro.
Los efectos secundarios importantes de los ATD son raros. La agranulocitosis(recuento de granulocitos absoluto <500 células/mm³) es un efecto secundario que puede ser potencialmente mortal. Los pacientes suelen presentar fiebre o dolor de garganta, o ambos, y en ocasiones, otros síntomas menos comunes como escalofríos, diarrea y mialgias. La incidencia anual de agranulocitosis ha sido estimada en 0,1-0,3%, y ocurre generalmente dentro de los 90 días después del inicio de la terapia. Cuando los pacientes que reciben ATD presentan estos síntomas se debe hacer un recuento diferenciado de glóbulos blancos.

Si el recuento de granulocitos es <1.000 células/mm³ el ATD se debe suspender inmediatamente. También podría requerirse el tratamiento de la agranulocitosis y sus infecciones asociadas, con la administración de antibióticos de amplio espectro y el factor estimulante de colonias de granulocitos, que ha demostrado reducir el tiempo de recuperación. La prueba con otro ATD está contraindicada en esta circunstancia debido a la reacción cruzada entre el tiamazol y el propiltiouracilo. La guía de ATA/AACE sugiere hacer un hemograma completo de base a todos los pacientes antes de iniciar el tratamiento, pero no recomienda el monitoreo de rutina durante el curso terapéutico.

Esta práctica también es aceptada fuera de los EE.UU., excepto en Japón, donde se recomienda el control periódico de los leucocitos sanguíneos cada 2 semanas durante los primeros 2 meses de terapia. Los pacientes deben ser instruidos para que reconozcan los síntomas de agranulocitosis (fiebre o el dolor de garganta) ya que deben suspender el fármaco y ponerse en contacto con su médico tan pronto como sea posible. Una encuesta mostró la falta de conocimiento de este efecto colateral potencialmente grave en los pacientes que reciben ATD.  Otros efectos secundarios hematológicos muy raros de los ATD son la anemia aplásica, la trombocitopenia y la hipoprotrombinemia.
Otro efecto secundario importante es la hepatotoxicidad, que ocurre en el 0,1-0,2% de los pacientes. Generalmente se desarrolla dentro de los 3 meses de tratamiento con un pico de incidencia en los primeros 30 días. Las manifestaciones más comunes de la hepatotoxicidad en los pacientes que toman tiamazol o propiltiouracilo es la hepatitis.
La hepatotoxicidad rara vez se puede presentar como insuficiencia hepática aguda, la cual se asocia con más frecuencia con el propiltiouracilo que con el tiamazol, y podría requerir el trasplante de hígado. La guía ATA/AACE recomienda obtener un perfil hepático sérico al inicio del estudio, pero no aprueba el seguimiento periódico a menos que el paciente se queje de síntomas de disfunción hepática, tales como erupción cutánea pruriginosa, ictericia, hippocolia o coluria. En los pacientes que toma tiamazol se puede producir colestasis, la que es infrecuente con el propiltiouracilo: los problemas hepáticos están principalmente relacionados con la necrosis hepatocelular.
La vasculitis es una complicación muy rara que ha sido detectada durante el tratamiento con ATD. La vasculitis se suele acompañar de anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos y es más frecuente en los pacientes que toman propiltiouracilo que en los que reciben tiamazol. Los pacientes pueden presentar fiebre, artralgias y alteraciones cutáneas, o pueden tener insuficiencia orgánica, principalmente renal y pulmonar.
Tratamiento con yodo radiactivo► Generalidades
La terapia con yodo radiactivo es segura y rentable, y puede ser el tratamiento de primera línea para la enfermedad de Graves, el adenoma tóxico y el bocio multinodular tóxico. Las contraindicaciones absolutas son el embarazo, la lactancia materna, la planificación de un embarazo y la incapacidad para cumplir con las recomendaciones de seguridad para la radiación. En los pacientes con nódulos tiroideos con histología sospechosa de cáncer de tiroides, el yodo radiactivo está contraindicado; en su lugar, está indicada la cirugía. Se ha demostrado que la terapia con yodo radiactivo es responsable del desarrollo de una orbitopatía de Graves de novo o del empeoramiento de una ya existente, aunque otros autores no coinciden con este concepto.

Un metaanálisis informó un aumento del riesgo de empeoramiento de la orbitopatía de Graves en los pacientes que recibieron tratamiento con yodo radiactivo comparados con aquellos que recibieron ATD, y un riesgo ligeramente mayor en comparación con la cirugía. Por lo tanto, la terapia con yodo radiactivo está contraindicada en los pacientes con orbitopatía de Graves moderada a grave o con peligro de pérdida de la visión. En los pacientes con orbitopatía de Graves activa leve, el tratamiento con yodo radiactivo debe ser seguido por el tratamiento profiláctico con esteroides (0,3-0,5 mg/kg de prednisona/día, comenzando después de 1-3 días del yodo radiactivo y disminuido a lo largo de 3 meses).

Los pacientes con orbitopatía de Graves inactiva pero sin factores de riesgo se pueden tratar con yodo radiactivo sin corticosteroides. Los factores de riesgo de desarrollar y empeorar la orbitopatía de Graves después de la terapia con yodo radioactivo incluye a los fumadores, las concentraciones elevadas de T3 pretratamiento (≥5 nmol/L), títulos elevados de TRAb e hipotiroidismo no tratado después del tratamiento con yodo radiactivo. Todavía se debate la necesidad de profilaxis con glucocorticoides en los pacientes con factores de riesgo pero con orbitopatía de Graves inactiva o no preexistente.
► Tratamiento de pacientes que recibieron yodo radiactivo
Algunos pacientes, especialmente los ancianos y las personas con comorbilidades (en particular con complicaciones cardiovasculares) o tirotoxicosis grave) pueden necesitar un tratamiento previo con ATD. La necesidad de tratamiento previo y el efecto de los ATD sobre la terapia con yodo radiactivo son discutibles. Algunos sostienen que el pretratamiento con tiamazol no tiene efecto sobre la eficacia de la terapia con yodo radiactivo, sino que tiene un efecto protector porque disminuye las concentraciones basales de hormona tiroidea antes de la terapia con yodo radioactivo. Otros sostienen que no protegen contra la exacerbación de la tirotoxicosis.
 Un metaanálisis mostró que el pretratamiento con ATD aumenta el riesgo de fracaso terapéutico y reduce el riesgo de hipotiroidismo después del yodo radiactivo. Cuando antes de la terapia con yodo radiactivo se utiliza un ATD, el medicamento de elección es el tiamazol, ya que el propiltiouracilo ha sido relacionado con tasas más elevadas de fallo terapéutico. Los ATD deben suspenderse 3-5 días antes de la terapia con yodo radiactivo para reiniciarlos 3-7 días más tarde, retirándolos en cuanto se normaliza la función tiroidea.
La dosis óptima de yodo radiactivo se debate entre una dosis fija y una dosis calculada sobre la base de de la captación tiroideas del yodo radiactivo. Varios estudios no hallaron diferencias significativas en los resultados terapéuticos y en las tasas de hipotiroidismo permanente entre los dos regímenes. Cuando se utiliza la dosis fija para el tratamiento de la enfermedad de Graves se recomienda 15 mCi, y para el bocio nodular tóxico, 10-20 mCi.
► Seguimiento de los pacientes tratados con yodo radiactivo 
Se debe supervisar la función tiroidea 1-2 meses después de la terapia con yodo radiactivo. Algunos sugieren la medición de la T4 libre a partir de las 6 semanas de la terapia con yodo radiactivo, para detectar el hipotiroidismo, especialmente en los pacientes con riesgo de desarrollar o empeorar la orbitopatía de Graves. Si 1-2 meses después de la terapia con yodo radiactivo el paciente está todavía tirotóxico, se debe monitorear la función tiroidea cada 4-6 semanas hasta que el paciente esté eutiroideo o hipotiroideo.
El reemplazo con levotiroxina debe ser iniciado tan pronto como se produce el hipotiroidismo. El monitoreo posterior es importante porque algunos pacientes que recibieron yodo radiactivo podrían tener hipotiroidismo transitorio seguido de una recaída del hipertiroidismo. Estos pacientes suelen ser más jóvenes, tienen bocios grandes y fueron tratados previamente con propiltiouracilo. Los pacientes con recaída del hipertiroidismo o hipertiroidismo persistente después de 6 meses pueden recibir yodo radiactivo de nuevo.
 Efectos secundarios
A excepción de la oftalmopatía, los efectos adversos del yodo radiactivo son raros y no están bien establecidos. Un efecto colateral es la tiroiditis aguda. Se produce en el 1% de los pacientes, dura unas pocos semanas y se trata fácilmente con fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y bloqueantes ß para la exacerbación del hipertiroidismo asociado. Algunos pacientes graves pueden necesitar glucocorticoides. Se han postulado otros efectos adversos del tratamiento  con yodo radiactivo, pero no se ha llegado a un consenso claro al respecto.
Se considera que hay mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y eventos cerebrovasculares pero no está claro si los eventos son causados por el hipertiroidismo en sí o por la terapia con yodo radiactivo. La incidencia de cáncer es ligeramente mayor en los pacientes con hipertiroidismo que en los pacientes eutiroideos, pero no tiene relación con el tipo de terapia tiroidea. Por último, las dosis más elevadas de yodo radiactivo, por lo general utilizado para el tratamiento del cáncer de tiroides, se asocian con el deterioro de la función gonadal, lo que no sucede con las dosis más bajas utilizadas para el hipertiroidismo. No se han informado efectos adversos sobre la salud de la descendencia fuera de los pacientes que recibieron yodo radiactivo para el hipertiroidismo antes del embarazo.
Tiroidectomía► Generalidades
La tiroidectomía es el tratamiento más exitoso para el hipertiroidismo de Graves. Se recomienda la tiroidectomía total porque la frecuencia de resultados exitosos es significativamente mayor que con la tiroidectomía subtotal, sin diferencias en la tasa de complicaciones. La tiroidectomía se recomienda especialmente para los pacientes con las siguientes características: los bocios grandes o la captación de yodo radiactivo baja (o ambas); el cáncer de tiroides sospechado o confirmado; la oftalmopatía moderada a grave, para los que la terapia con yodo radiactivo está contraindicada y, finalmente, la preferencia por la cirugía. Por el contrario, la tiroidectomía debe evitarse en los pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía. Se considera que el embarazo solo es una contraindicación relativa.
 Manejo preoperatorio y seguimiento de los pacientes tiroidectomizados
Antes de la cirugía, los pacientes deben estar eutiroideos. El pretratamiento con ATD reduce el riesgo de tormenta tiroidea precipitada por la cirugía, y los bloqueantes ß para el control de los síntomas de hipertiroidismo. El pretratamiento con yoduro inorgánico, como el yoduro de potasio (50 mg de yoduro, 3 veces/día, durante 7-10 días antes de la cirugía) también puede ser considerado en los pacientes con enfermedad de Graves. El yoduro inorgánico reduce la liberación de hormona tiroidea y la vascularización de la glándula, lo que a su vez disminuye la pérdida de sangre intraoperatoria. Entre 6 y 8 semanas después de la cirugía Después de la cirugía se debe iniciar el reemplazo con levotiroxina y monitorear la concentración de TSH. Se puede utilizar calcio por vía oral y suplemento de calcitriol antes de la cirugía y de acuerdo con las concentraciones  postoperatorias del calcio sérico.
► Efectos secundarios
Las complicaciones quirúrgicas son raras y ocurren en el 1-3% de los pacientes. La complicación más frecuente es la  hipocalcemia debida al hipoparatiroidismo permanente, seguida por la lesión permanente del nervio laríngeo recurrente. El riesgo de estas complicaciones es menor cuando la tiroidectomía es realizada por un cirujano de tiroides experimentado.

Circunstancias especiales
► Tormenta tiroidea
La tormenta tiroidea es una enfermedad rara con una incidencia de 0,2/100.000 personas-año en Japón y se produce en el 1-5% de los pacientes hospitalizados por tirotoxicosis. Es una emergencia con una tasa de mortalidad elevada (8-25%).
La presentación no depende de las concentraciones séricas de hormonas tiroideas, que son similares a las de la tirotoxicosis compensada. Hasta en el 70% de los casos se puede identificar un disparador aparente: usualmente el uso poco fiable o la interrupción de un ATD, seguido por la infección.  Otros factores de riesgo incluyen la enfermedad aguda, la cirugía tiroidea o no tiroidea (ahora menos común debido a una preparación preoperatoria adecuada), el trauma, el estrés y el embarazo.
La patogénesis de la tormenta tiroidea todavía es poco conocida. El diagnóstico es clínico y se basa en la presencia de hipertiroidismo en un paciente con manifestaciones  graves y peligrosas para la vida. Para hacer el diagnóstico, Burch y Wartofsky propusieron un sistema de puntaje, modificado por Akamizu y col..
Criterios diagnósticos para la tormenta tiroidea
Temperatura  ºC    Puntos
37,2-37,75
37,8-38,210
38,3-38,8185
38,9-39,420
39,4-39,925
  >4030
Efectos en el sistema nervioso central
Ausente    0
Leve (agitación)10
Moderado (delirio, psicosis,  letargo extremo)20
Grave (convulsiones, coma)30
Disfunción hepática y gastrointestinal
Ausente     0
Moderada (diarrea, náusea/vómitos, dolor abdominal)10
Grave  (ictericia inexplicada)20
Disfunción cardiovascular
 90-1095
 110-11910
 120-12915
 130-13920
 ≥140    25
Insuficiencia cardíaca congestiva
Ausente    2
Leve (edema podal)5
Moderada (estertores bibasales)10
Grave  (edema pulmonar)15
Fibrilación auricular
Ausente    0
Presente    10
Historia de precipitantes
Ausente    0
Presente10
Un puntaje ≥45 es muy sugerente de tormenta tiroidea; un puntaje de 25-44 es sugerente de tormenta tiroidea inminente; un puntaje <25 es poco probable que represente una tormenta tiroidea. Datos son de Burch y Wartofsky.
Se debe utilizar un enfoque terapéutico multidisciplinario. Los objetivos son reducir la síntesis y la secreción y circulación de las hormonas tiroideas, controlar los efectos periféricas de la hormona tiroidea, resolver la manifestación sistémica y el tratamiento de la precipitación de la enfermedad. Después de la mejoría de la función tiroidea, que generalmente se produce en 24 horas, el yodo puede ser discontinuado en forma gradual y los glucocorticoides disminuidos escalonadamente hasta suspenderlos. Los ATD y los bloqueantes ß deben titularse de acuerdo con la función de la tiroides. Después de que el paciente está eutiroideo se sugiere la tiroidectomía definitiva o la ablación con yodo radiactivo.

Hipertiroidismo en el embarazo y posparto
La causa más común de hipertiroidismo durante el embarazo es la enfermedad de Graves. La incidencia de hipertiroidismo en los EE.UU. es 5,9/1.000 embarazadas/año. Los resultados de un estudio de cohorte de base poblacional realizado en Dinamarca mostró una gran variación en el riesgo de hipertiroidismo durante el embarazo: elevado durante el primer trimestre y muy bajo en el tercero. El riesgo más elevado se observó 7-9 meses después del parto.
Las guías de ATA para el diagnóstico y manejo de la enfermedad tiroidea durante el embarazo y posparto recomienda medir las concentraciones séricas de T4 libre a todas las mujeres con concentraciones de TSH sérica <0,1 mUI/l. Esta recomendación está de acuerdo con la guía de la Endocrine Society, que sugiere medir las concentraciones totales de T3 y de los TRAb.
La evaluación de los TRAb es útil para detectar el riesgo de o hipertiroidismo fetal neonatal ya que los anticuerpos tiroideos cruzan la placenta; las concentraciones de TRAb deben ser evaluadas entre las semanas 20 y 24 de gestación. Las concentraciones séricas de la hormona tiroidea son importantes para distinguir el hipertiroidismo manifiesto del subclínico, porque el hipertiroidismo subclínico generalmente no necesita tratamiento durante el embarazo. Cuando se confirma el hipertiroidismo manifiesto, se debe excluir el síndrome de tirotoxicosis gestacional.
La tirotoxicosis es un trastorno benigno y transitorio que por lo general ocurre en el primer trimestre del embarazo, probablemente debido a las concentraciones elevadas de gonadotrofina coriónica humana o a una variante de la misma. Las características clínicas de la enfermedad de Graves y los TRAb están ausentes.
La tirotoxicosis gestacional solo necesita tratamiento sintomático. Por el contrario, el bocio nodular tóxico o la enfermedad de Graves se deben tratar con ATD. El propiltiouracilo se utiliza generalmente durante el primer trimestre del embarazo y luego se cambia por el tiamazol, en el segundo trimestre, debido al riesgo asociado de embriopatía del primer trimestre inducida por tiamazol.
Aunque algunos autores argumentan que esta asociación podría explicarse por el hipertiroidismo y no por la administración del ATD, los informes sobre las consecuencias del tiamidazol como los defectos de nacimiento, incluyendo la aplasia cutis, la atresia de las coanas, la atresia esofágica y el onfalocele, se han visto en los pacientes que recibieron tiamidazol y no en los hipertiroideos.
Aunque menos común, el propiltiouracilo también se ha demostrado que se asocia con los defectos neonatales en la cara y el cuello, y el sistema urinario. Después del primer trimestre, el ATD preferido es el tiamazol porque el propiltiouracilo tiene mayor riesgo de hepatotoxicidad. La dosis inicial es 5-15 mg/día para el tiamazol y 50-300 mg/día para el propiltiouracilo.
Cuando se cambia un ATD por otro, la dosis de propiltiouracilo equivalente al tiamazol sería 10-15:1. La función tiroidea debe ser evaluada a las 2 semanas de iniciado el ATD. Si las mujeres reciben ATD durante el embarazo, cada 2-6 semanas se deben medir las mediciones de TSH, T4 (normalmente 150% más elevada durante el embarazo) y T4 libre (o el índice de T4 libre). La T4 y la T4 libre (o el índice de T4 libre) deben estar en el límite superior o ligeramente por encima del rango de referencia normal, aunque algunos análisis de T4 libre no son fiables durante el embarazo debido a la presencia de concentraciones elevadas de la globulina de unión de T4.
Si los ATD están contraindicados o el hipertiroidismo no puede ser controlado adecuadamente mediante su administración, una alternativa es la tiroidectomía. La tiroidectomía se debe hacer durante el segundo trimestre del embarazo, para minimizar el efecto teratogénico potencial de los agentes anestésicos.
La terapia con yodo radiactivo está contraindicada en el embarazo, ya que atraviesa la placenta y puede causar hipotiroidismo grave en el feto. En el período posparto, el hipertiroidismo por enfermedad de Graves debe ser diferenciado de la tiroiditis linfocítica posparto. Si la enfermedad de Graves se diagnostica después del parto, las madres lactantes pueden tomar dosis moderadas de ATD en forma segura─es decir, hasta 20 mg/día de tiamazol o 300 mg/día de propiltiouracilo. Se recomienda que las madres lactantes tomen ATD inmediatamente después de la lactancia materna.

Tiroiditis subaguda dolorosa e indolora
Los pacientes con tiroiditis subaguda dolorosa o indolora (la mayoría de las que ocurren comúnmente durante el período postparto temprano) tiene un curso de tirotoxicosis autolimitado seguido de hipotiroidismo y por lo general con restauración de la función tiroidea. La tiroiditis indolora o tiroiditis linfocitaria posparto suele repetirse durante los embarazos posteriores y resultar en un hipotiroidismo permanente.
En la tiroiditis indolora o tiroiditis linfocítica posparto. casi siempre están presentes los anticuerpos antiperoxidasa tiroidea. Por lo tanto, estos pacientes necesitan el monitoreo periódico, durante toda su vida, para detectar el desarrollo de hipotiroidismo. Los ATD y la terapia con yodo radiactivo están contraindicados en ambos trastornos debido a que la síntesis de hormona tiroidea no se incrementa y la captación de yodo radiactivo de la tiroides es baja. En general, durante la fase tirotóxica se administran bloqueantes ß. Para aliviar el dolor de la glándula y los síntomas sistémicos en los pacientes con tiroiditis subaguda dolorosa pueden ser útiles  los AINE o los salicilatos.
En los casos más grave se prefieren los glucocorticoides, como la prednisona en dosis de 15-40 mg/día, con una reducción lenta durante 4-6 semanas. Diferente de la conducta que se sigue con los pacientes con tiroiditis linfocítica subaguda indolora, los pacientes con tiroiditis subaguda dolorosa raramente desarrollan hipotiroidismo permanente.

Amiodarona y tirotoxicosis inducida por yodo
Cuando un paciente desarrolla tirotoxicosis inducida por amiodarona es extremadamente importante distinguir entre las dos formas de la tirotoxicosis inducida por amiodarona, porque el tratamiento es diferente. La tirotoxicosis inducida por amiodarona tipo I suele ocurrir cuando los pacientes con un bocio nodular eutiroideo o enfermedad de Graves latente están expuestos al elevado contenido de yodo de la amiodarona. Esta exposición conduce a un exceso de síntesis y liberación de hormonas tiroideas, como ocurre en el hipertiroidismo inducido por yodo en los pacientes que reciben un exceso de yodo de otro origen.
La tirotoxicosis inducida por amiodarona tipo II es una tiroiditis destructiva causada por el efecto tóxico directo de la amiodarona en los tirocitos. Esta forma es generalmente autolimitada y, cuando es necesario, se puede continuar la administración de amiodarona. La tirotoxicosis inducida por amiodarona tipo I se trata con ATD y, en algunos casos, mediante el agregado de perclorato de potasio, un inhibidor del sodio/cotransportador de yoduro, para inhibir la captación de yodo por la tiroides. En la tirotoxicosis inducida por amiodarona tipo II, se utilizan los glucocorticoides para tratar la inflamación e inhibir la conversión de T4 a T3 más activa en los tejidos periféricos, y por lo general se disminuyen en 6-8 semanas. En un paciente ocasional resistente a las otras formas de terapia, el último recurso podría ser la tiroidectomía.

Investigación futura
El tratamiento del hipertiroidismo no ha cambiado mucho en las últimas décadas. Las opciones varían entre un tratamiento a largo plazo, con el riesgo de recaída o, la ablación de la glándula con el consiguiente hipotiroidismo. Los ATD son una opción conservadora pero tienen una tasa de recaída del 50%. Sin embargo, la tiroidectomía y el tratamiento con yodo radiactivo son terapias definitivas, pero el hipotiroidismo resultante necesita el reemplazo hormonal tiroideo de por vida. Las investigaciones futuras deberían dedicarse a comprender mejor la patogénesis del hipertiroidismo de Graves para orientar el tratamiento a la causa subyacente del hipertiroidismo y obtener una cura segura, conservadora y definitiva.
Dado que las estrategias para evaluar y manejar el hipertiroidismo de Graves son diferentes en las regiones geográficas, serían útiles las guías de sociedades especializadas fuera de los EE. UU. ya que pueden representar mejor las diferentes características culturales y de población, y serían más aptas para la práctica de sus miembros.

Comentario y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti

Aldosterona sérica e incidencia de hipertensión en las personas no hipertensas

Aldosterona sérica e incidencia de hipertensión en las personas no hipertensas
Niveles elevados de aldosterona sérica aumentan los valores de la tensión arterial y predisponen al desarrollo de hipertensión.
Autor: Dres. Vasan RS, Evans JC, Larson MG Fuente: National Heart, Lung, and Blood Institute Framingham Heart Study, Framingham, Mass N Engl J Med. 2004 Jul 1;351(1):33-41.
Antecedentes:
El hiperaldosteronismo primario es una reconocida causa de hipertensión secundaria. Se desconoce si los niveles de aldosterona sérica dentro del  rango fisiológico, tiene influencia en la hipertensión.

Métodos:
Investigamos la relación entre los niveles basales de aldosterona sérica con los aumentos en la tensión arterial y la incidencia de hipertensión, después de cuatro años en 1.688 participantes sin hipertensión, 58 por ciento de los cuales eran mujeres, en el Estudio de Descendencia Framingham (edad promedio, 55 años).
Definimos un aumento en la tensión arterial como un incremento de por lo menos una categoría de tensión arterial (como define la Junta del Comité Nacional en la Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Tensión Arterial Alta) y se definió a la hipertensión como una tensión arterial sistólica de 140 mmHg o superior, una tensión arterial diastólica de 90 mmHg o superior, o el uso de medicaciones antihipertensivas.

Resultados:
En el seguimiento, la categoría de tensión arterial había aumentado en el 33,6 por ciento de los participantes, y un 14,8 por ciento desarrolló hipertensión. En modelos multivariables, un aumento del 16% en el riesgo de elevación de la tensión arterial (P=0,002) y un aumento del 17% en el riesgo de hipertensión  (P=0,03), fueron observados por cuartilo incrementado en el nivel de aldosterona sérica.
El cuartilo de aldosterona sérica más alto, en relación con el más bajo, fue asociado con un riesgo encubierto de 1,60 de una elevación de la tensión arterial (95% intervalo de confianza, 1,19 a 2,14) y un riesgo encubierto de 1,61 de hipertensión (95 intervalo de confianza por ciento, 1.05 a 2.46). Las asociaciones entre el nivel de aldosterona sérica y los resultados de tensión arterial, no fueron afectados significativamente por la intervención en la excreción de sodio urinario o espesor del ventrículo izquierdo o las dimensiones internas.

Conclusiones:
En nuestra muestra basada en la comunidad, los niveles de aldosterona aumentados dentro del rango fisiológico predispusieron a las personas al desarrollo de hipertensión.

Diagnóstico de feocromocitoma esporádico


El ajuste por edad aumenta la especificidad del método y ahorra gastos en estudios por imágenes confirmatorios en sujetos sin predisposición genética para el feocromocitoma.
Autor: Dres. Anna M Sawka, Lehana Thabane, Amiram Gafni, y col Fuente: Comentario y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti BMC Endocr Disord. 2005; 5: 1.
El feocromocitoma es un tumor raro de la médula suprarrenal y los ganglios simpáticos, los cuales pueden segregar catecolaminas en exceso. Los signos y los síntomas del feocromocitoma pueden incluir hipertensión arterial, dolor (cefalea o dolor en los flancos, abdominal o torácico), hiperhidrosis, ansiedad o ataques de pánico, arritmias cardíacas o, muerte súbita. También puede ser detectado por la presencia de una masa incidental asintomática en un estudio por imágenes abdominal.
Los metabolitos de la norepinefrina (noradrenalina) y de la epinefrina (adrenalina), específicamente la normetanefrina, pueden ser medidos en el plasma mediante la cromatografía líquida de alta resolución con detección electroquímica, descrita por Lenders y col. La determinación de las metanefrinas plasmáticas fraccionadas (MPF) ha sido considerada "la mejor prueba para excluir o confirmar el feocromocitoma" y algunos investigadores han recomendado que tales determinaciones "deben ser el análisis de primera elección."
En una revisión sistemática de la literatura mundial realizada recientemente, los autores han observado que la interpretación de las determinaciones de las MPF tienen una sensibilidad elevada, que oscila entre el 96% y el 100% y una especificidad variable, entre el 82% y el 100%. La especificidad para excluir el feocromocitoma disminuye en las poblaciones que no tienen predisposición genética conocida para la enfermedad (feocromocitoma esporádico), con una tasa de resultados positivos falsos que llega hasta el 18%.
 Los autores también han observado que la fracción normetanefrina está elevada en la mayoría de las pruebas con resultado positivo falso y que los positivos falsos se asocian con la edad más avanzada. Los investigadores del National Institute of Health, dicen los autores, están de acuerdo en que "las determinaciones de la normetanefrina y la metanefrina plasmáticas son pruebas de alta sensibilidad para el diagnóstico del feocromocitoma, pero que los resultados positivos falsos siguen siendo un problema." Las pruebas bioquímicas con positivos falsos pueden generar la necesidad de procedimientos por imágenes y gastos excesivos para la detección del feocromocitoma esporádico.
El estudio de las causas de los resultados positivos falsos de las MPF motivó la propuesta de alternativas para la evaluación de los pacientes con esos resultados. Se sabe que el acetaminofeno puede interferir con las determinaciones de las MPF según el método de Lenders, de manera que hay que evitar su uso antes del test. Eisenhofer y col. también han comunicado que los antidepresivos tricíclicos y la fenoxibenzamina también pueden generar resultados positivos falsos. Los autores destacan que en un estudio realizado en mayo de 2005, el 13% de los sujetos con resultados positivos falsos estaba recibiendo antidepresivos tricíclicos pero que un 9% de los sujetos tenía determinaciones de MPF normales y también estaban recibiendo ese tipo de fármacos. Por lo tanto, dicen, su uso no explica la mayoría de los positivos falsos observados en la Mayo Clinic. Por otra parte, dado que la fenoxibenzamina es de uso poco común en los pacientes sin feocromocitoma conocido, tampoco explica porqué son tantos los positivos falsos hallados en la práctica clínica.
Como método para distinguir los resultados positivos falsos de los verdaderos, Eisenhofer y col. recomiendan realizar una prueba de supresión con clonidina en los pacientes con determinaciones de MPF positiva. Ellos determinaron los niveles de noradrenalina y normetanefrina plasmáticas 3 horas después de haber recibido una dosis de 0,3 mg de clonidina.
Los autores del presente estudio proponen una estrategia alternativa para manejarse con las pruebas positivas falsas en pacientes sin predisposición genética conocida a la enfermedad. Como la normetanefrina es la fracción responsable de la mayoría de los resultados positivos falsos, para confirmar la presencia de un feocromocitoma esporádico en pacientes con elevaciones de la normetanefrina dos a tres veces por encima del límite superior normal, los autores han propuesto medir las catecolaminas y las metanefrinas en la orina de 24 horas. Es importante, dicen, que en los pacientes de alto riesgo con predisposición genética conocida al feocromocitoma, la probabilidad pre test de la enfermedad puede ser suficientemente elevada como para indicar estudios bioquímicos confirmatorios y la determinación de MPF. Por lo tanto, expresan, el problema de la falta de especificidad de las determinaciones de MPF es aplicable principalmente a individuos sin predisposición genética en quienes puede presentarse un feocromocitoma esporádico.
Objetivo
El objetivo de este estudio fue determinar si un ajuste de acuerdo con la edad de las determinaciones de MPF puede mejorar la especificidad de la interpretación de las mediciones, para evitar un gasto mayor en la realización de imágenes para confirmar el diagnóstico.
Métodos
Estudio de las poblaciones
El puntaje de la MPF ajustada a la edad surgió de un conjunto de datos previos correspondientes a 349 sujetos (incluyendo 33 personas con feocromocitoma) en quienes se hizo la determinación de MPF como parte de una evaluación por sospecha de feocromocitoma (también conocido como grupo de derivación).  La eficacia diagnóstica de esta predicción derivada de la regresión logística fue comprobada luego en un segundo grupo de 158 sujetos (incluyendo 23 con feocromocitoma esporádico) sometidos al análisis de MPF en la Mayo Cllinic Rochester al año siguiente (grupo de validación). Ninguno de los pacientes en el grupo de validación tenía antecedentes conocidos de predisposición genética para el feocromocitoma. Todos los pacientes con feocromocitoma tenían confirmación histológica del diagnóstico y los que no tenían feocromocitoma tuvieron un diagnóstico alternativo asignado al final de su evaluación, sobre la base de una combinación de otros resultados bioquímicos (como metanefrina fraccionada en orina de 24 horas y catecolamina normales), con o sin imágenes normales de las glándulas suprarrenales en la TC o IRM. Todos los datos fueron obtenidos mediante la revisión retrospectiva de las historias clínicas. El estudio fue aprobado por la Institutional Review Board at Mayo Clinic Rochester.
Resultados
La sensibilidad del puntaje de metanefrina ajustado por edad fue el mismo que con la interpretación tradicional de las determinaciones de MPF, brindando una sensibilidad del 100%. Sin embargo, dicen los autores, la tasa de resultados positivos falsos con las determinaciones habituales de MPF fue 16,3% mientras que con el puntaje ajustado a la edad fue 3%.
Discusión
Los autores expresan su coincidencia con Eisenhofer y col. acerca del problema que entraña la obtención de resultados positivos falsos, en particular cuando se trata de excluir la enfermedad esporádica.  En un principio, se tenía la esperanza de que la determinación de las MPF pudiesen ahorrar costos al ahorrar la realización de muchos análisis bioquímicos. Sin embargo, dicen, los investigadores del National institute of Health han recomendado el uso de pruebas de supresión con clonidina para distinguir entre los resultados positivos falsos y los verdaderos. Una alternativa de este test en pacientes con elevaciones leves a moderadas de la fracción normetanefrina (para valores de normetanefrina aproximados a dos veces el valor límite superior normal) puede ser la determinación de metanefrinas y catecolaminas en la orina de 24 horas.
En este estudio, los autores se han ocupado de una sola alternativa para mejorar la especificidad de la interpretación de las mediciones de las MPF. Ajustando por edad, han demostrado que puede ser posible mejorar esa especificidad sin perder la sensibilidad en la detección del feocromocitoma esporádico, pudiendo ser un modo de ahorrar gastos en imágenes.  Los autores hacen notar que la sensibilidad del puntaje de metanefrina ajustado a la edad fue mayor en el grupo de validación (100%) que el observado en el grupo original del cual ese grupo derivó. (91%).
Explican este hallazgo postulando que el grupo de validación incluyó solo personas con riesgo de feocromocitoma esporádico (es decir, individuos sin predisposición genética), mientras que los sujetos con predisposición genética conocida fueron incluidos en el grupo de derivación original. Los investigadores recuerdan haber comprobado normalidad en la MPF en sujetos con predisposición genética y feocromocitomas pequeños. Por otra parte, destacan que la relación comprobada entre la edad y las determinaciones de normetanefrina no tiene una explicación fisiológica conocida.
Otros autores, dicen (Raber y col.), comprobaron un aumento exagerado de la normetanefrina plasmática luego del ejercicio en hipertensos con diabetes tipo 2, comparados con normotensos con o sin diabetes, y sugirieron que la respuesta excesiva de la normetanefrina plasmática al esfuerzo puede servir como marcador de la función simpaticosuprarrenal exagerada en hipertensos diabéticos de tipo 2. Los autores aclaran que en el presente estudio, las determinaciones de MPF se hicieron solo en reposo y no analizaron la posible relación con la diabetes.  Las presiones sistólica y diastólica no mostraron una diferencia significativa entre los individuos con resultados positivos faltos o verdaderos de MPF.
Entre las limitaciones de este estudio se menciona que no se tuvieron en cuenta variables como el índice de masa corporal, el clearence de creatinina y las tasas de diabetes mellitus. No hubo confirmación biópsica para poder asegurar la ausencia de paraganglioma o feocromocitoma ocultos. Sin embargo, los autores creen que los criterios clínicos utilizados fueron suficientes para descartar el feocromocitoma. Otras limitaciones fueron la posible interferencia del acetominofeno y la elección arbitraria del punto de corte del estudio, el cual, al ser bajo, pudo haber mejorado la sensibilidad, aunque creen que, en parte,  pudo haber sido a expensas de la especificidad. Por último, los resultados del estudio no han sido validados fuera de la institución en la que se ha llevado a cabo.
Los autores se preguntan si el cálculo del puntaje de metanefrina ajustado a la edad puede ser usado diariamente en la práctica clínica. "Hoy en día," dicen, "con las computadoras manuales y personales, creemos que puede ser factible que los médicos utilicen una fórmula incorporada al software para el ajuste por edad y puedan realizar el ajuste en la clínica. Por otra parte, el informe del laboratorio puede ir acompañado por valores ajustados a la edad calculados por el mismo laboratorio." Por lo tanto, los autores sostienen que el cálculo del puntaje ajustado por edad puede ayudar a los médicos en la interpretación de las determinaciones de MPF. "Estos cálculos pueden ser menos problemáticos y generar menores gastos en salud que otros procedimientos alternativos como la prueba de supresión con clonidina o los análisis con recolección de orina de 24 horas."
Los investigadores esperan que estos resultados sean validados fuera del ámbito de la Mayo Clinic y destacan que sus hallazgos son aplicables solo al screening del feocromocitoma en sujetos de bajo riesgo, sin predisposición genética conocida. En los sujetos de alto riesgo, con predisposición genética, las elevaciones leves de normetanefrina o metanefrina pueden ser clínicamente significantes y motivar la realización de imágenes.
Conclusiones
El ajuste por edad en la interpretación de los resultados de las determinaciones de metanefrina plasmática fraccionada puede mejorar significativamente la tasa de positivos falsos observadas con este análisis destinado a descartar el feocromocitoma esporádico. Esto permitiría el ahorro de gastos relacionados con las imágenes destinadas a confirmar el diagnóstico. Se requieren otras investigaciones para extender estos resultados a otros centros asistenciales.

Estallido postraumático de metástasis suprarrenal por hepatocarcinoma

Estallido postraumático de metástasis suprarrenal por hepatocarcinoma
Cir Esp 2018;96:126-8 - DOI: 10.1016/j.ciresp.2017.05.005
El hepatocarcinoma (HCC) es la neoplasia primaria hepática más frecuente, con una incidencia mundial de más de 500.000 casos al año, siendo la tercera causa más común de muerte por cáncer1. Aunque las pruebas de imagen en pacientes con riesgo de HCC han permitido su diagnóstico en estadios más iniciales; la supervivencia a largo plazo sigue siendo insatisfactoria, debido a la recurrencia local y a la distancia. El HCC es un tumor con potencial metastásico, siendo las localizaciones más frecuentes el pulmón (60-70%), las cadenas linfáticas (30-40%), el hueso (15-20%) y las glándulas suprarrenales (8,8-19,6%)2–4. El tratamiento de las metástasis por HCC varía desde la resección, con una supervivencia media de 21,4 meses, hasta métodos no quirúrgicos como la quimioembolización, la inyección percutánea de etanol, la radioterapia y la quimioterapia sistémica, con una supervivencia media de 11,1-13,6 meses5,6.
La hemorragia suprarrenal es una complicación infrecuente, en una revisión llevada a cabo por Marti et al. se evidenció que la causa más frecuente de hemorragia suprarrenal era el feocromocitoma (48%), seguido por las metástasis (20%) y el adenoma (17%)7. La complicación hemorrágica de las metástasis por HCC a dicho nivel es anecdótica, con muy pocos casos publicados en la literatura7,8. Probablemente, la velocidad de crecimiento tumoral, la neovascularización y la fragilidad de los tejidos sean las responsables de las hemorragias secundarias a las metástasis de HCC9.
Presentamos el caso de un varón de 63 años que acudió a urgencias por dolor abdominal localizado en hipocondrio izquierdo, irradiado a la espalda y asociado a un cuadro sincopal. El paciente refería un traumatismo lumbar ese mismo día por caída accidental. Como antecedentes presentaba talasemia intermedia, cirrosis hepática secundaria a hemocromatosis y fibrilación auricular. El paciente estaba colecistectomizado y esplenectomizado.
A su llegada a urgencias el paciente presentaba taquicardia y defensa abdominal. Analíticamente, destacaba una hemoglobina de 5,3g/dl, un hematocrito del 16,8% y un índice de Quick del 47%. Ante la sospecha de abdomen agudo se realizó una tomografía computarizada (TC) de abdomen, donde se evidenció un hematoma retroperitoneal izquierdo de 15×10×17cm envolviendo a la glándula suprarrenal izquierda con signos de hemorragia activa (fig. 1), que desplazaba al páncreas y riñón izquierdo. Otros hallazgos fueron signos de hepatopatía crónica relacionada con su hemocromatosis y una lesión focal hipodensa de 2,8cm en el segmento VIII, en posible relación con un foco de HCC (hipervascularización en fase arterial con lavado precoz en fase venosa). Tras la estabilización del paciente se realizó una arteriografía donde se localizó la arteria suprarrenal izquierda, originada en la pared lateral de la aorta, inmediatamente craneal al ostium de la arteria renal ipsilateral. Se identificó un plexo arterial con extravasación de contraste sin embargo, debido al calibre de los vasos fue imposible su cateterización y por tanto, su embolización (fig. 2). Ante esta situación se decidió intervenir al paciente mediante una laparotomía media, donde se evidenció un estallido de la glándula suprarrenal de posible origen tumoral y hemorragia arterial activa que fue controlada mediante ligaduras vasculares. Se realizó una resección completa de la glándula y del tejido tumoral. El paciente evolucionó de forma favorable sin presentar complicaciones postoperatorias. En la anatomía patológica se evidenciaron múltiples fragmentos de tejido hemático de coloración parduzca, algunos de aspecto necrótico catalogándose de fragmentos de glándula suprarrenal invadidos por un HCC, en el estudio inmunohistoquímico las células tumorales expresaron hepatocite y alfafetoproteína. La pronta recuperación facilitó un tratamiento radical del HCC mediante radiofrecuencia. Actualmente tras más de 18 meses de seguimiento el paciente se encuentra libre de enfermedad.

TAC de abdomen. Se evidencia un hematoma retroperitoneal de 15×10×17cm, con fuga de contraste, englobando la glándula suprarrenal izquierda.
Figura 1.
(0.31MB).
TAC de abdomen. Se evidencia un hematoma retroperitoneal de 15×10×17cm, con fuga de contraste, englobando la glándula suprarrenal izquierda.

Arteriografía. Se identifica un plexo arterial con extravasación de contraste en relación con el sangrado activo a nivel de la arteria suprarrenal izquierda.
Figura 2.
(0.19MB).
Arteriografía. Se identifica un plexo arterial con extravasación de contraste en relación con el sangrado activo a nivel de la arteria suprarrenal izquierda.
Las glándulas suprarrenales son el cuarto lugar más frecuente donde se asientan las metástasis del HCC, aunque el tratamiento de elección suele ser quirúrgico, técnicas menos agresivas como la radiofrecuencia o la embolización pueden ser utilizados en determinados casos6.
El diagnóstico de las metástasis del HCC se puede realizar por una elevación de la alfa-fetoproteína, la aparición de nuevos síntomas, o de forma incidental con una prueba de imagen; siendo más raro su diagnóstico secundario a una complicación, como en nuestro caso, por sangrado. La hemorragia suprarrenal espontánea es muy poco frecuente y suele asentarse sobre glándulas patológicas, especialmente sobre tumores malignos, que debido a su frágil estructura provocan un sangrado masivo, que no cede espontáneamente. La hemorragia retroperitoneal suele verse en el contexto de la atención al paciente politraumatizado, y es en este tipo de pacientes en los que se tiene más experiencia en su manejo. Respecto a la hemorragia retroperitoneal secundaria a masas suprarrenales, Martí et al. describieron un algoritmo de tratamiento donde la embolización es la técnica gold-standard7. Sin embargo, tal y como Sakamoto afirma, la embolización de urgencia de las glándulas suprarrenales es muy dificultosa debido a las 3 arterias que las vascularizan normalmente10.
El estallido suprarrenal es infrecuente y cuando ocurre se debe pensar en la presencia de una lesión ocupante de espacio como causa intermedia tras un traumatismo.
La embolización es el tratamiento de elección, aunque el tratamiento quirúrgico se ha mostrado eficaz, y sirve a su vez como tratamiento de las metástasis suprarrenales del HCC con un buen resultado oncológico.