lunes, 3 de septiembre de 2018

Evaluación de los incidentalomas suprarrenales funcionales y malignos

Evaluación de los incidentalomas suprarrenales funcionales y malignos
El incidentaloma suprarrenal es un problema clínico de detección frecuente y la intervención temprana ofrece el mejor pronóstico
Autor: Dres. Vanessa W S Ng, Ronald C W, Wing-Yee So, Kai Chow Choi, Alice P. S. Kong, Clive S. Cockram, Chun-Chung Chow Arch Intern Med. 2010;170(22):2017-2020
Los incidentalomas suprarrenales son tumores suprarrenales descubiertos en forma accidental al realizar una imagen radiológica que indicada por otras razones. La mayoría son benignos y no funcionales. Sin embargo, las lesiones suprarrenales funcionales secretan exceso de hormonas suprarrenales, tales como el cortisol, la aldosterona, las catecolaminas, las hormonas sexuales o una combinación de hormonas suprarrenales. Representan una significativa proporción de casos, con un aumento de la morbilidad si no son tratados. Las lesiones suprarrenales malignas son poco comunes e incluyen los cánceres primarios suprarrenales, las metástasis suprarrenales u otras neoplasias malignas poco frecuentes. Aunque el cáncer suprarrenal primario es poco frecuente en la población general, cuando el cáncer es pequeño y todavía está confinado al lecho suprarrenal la intervención temprana ofrece el mejor pronóstico. Por ello es importante evaluar el estado funcional y el potencial de malignidad de cada descubrimiento de lesión adrenal.
ObjetivoAnalizar las características clínicas de los pacientes con incidentalomas suprarrenales que consultaron en un centro endocrinológico de tercer nivel de Hong Kong.
MétodosRevisión retrospectiva de 139 casos de incidentalomas suprarrenales que fueron referidos al Hospital Endocrine Centre of the Prince of  Wales entre el 1 de junio de 2000 y el 31 de mayo de 2007. Se revisaron detalladamente la historia de los pacientes, los hallazgos del examen físico y los síntomas y signos relacionados con la hipersecreción hormonal o el cáncer. También se registraron las indicaciones clínicas para la realización de estudios radiológicos para el diagnóstico por imágenes.
ResultadosSesenta y un pacientes (43,9%) presentaban adenomas suprarrenales funcionales benignos, 52 (37,4%) tenían lesiones funcionales y 15 (10,8%), lesiones malignas suprarrenales. Los 11 restantes (7,9%) presentaban diversas enfermedades suprarrenales. Entre los pacientes con lesiones funcionales, 27 (19,4%) tenían lesiones que secretaban exceso de cortisol, 12 (8,6%) tenían lesiones que secretaban aldosterona, 12 (8,6%), lesiones productoras de catecolaminas y, 1 (0,7%) paciente presentó una lesión que demostró segregar un exceso de cortisol y aldosterona. En la presentación, solo 5 de los 27 pacientes con incidentaloma suprarrenal secretor de cortisol tenían síntomas o signos de niveles elevados de cortisol.
CatecolaminaU: catecolamina urinaria; DMTS: dexametasona; DMTSb: dosis baja de DMTS; DMTSa: dosis elevada de EMTS; Eco: ecografía; HTA: hipertensión arterial; IS: incidentaloma suprarrenal; TC: tomografía computarizada; RNM: resonancia nuclear magnética; ACTH: corticotrofina; CTH: Hormona liberadora de corticotrofina;
ComentariosLos incidentalomas suprarrenales no son raros. Tienen una prevalencia de 3% a 4% en las series de tomografía computarizada abdominal y son edad dependiente. Son poco comunes en personas menores de 30 años, con una prevalencia estimada de 0,2%, pero la prevalencia aumenta a 7% en las personas de 70 años o más. En este estudio, la mayoría de los pacientes estaba en la cuarta a octava década de la vida, con un predominio del sexo femenino. Este patrón de distribución por edades refleja el mayor número de investigaciones radiológicas que se hace en personas mayores y la mayor prevalencia de nódulos suprarrenales a medida que la edad es mayor. El predominio del sexo femenino probablemente refleja la distribución por sexo de los pacientes sometidos a procedimientos de imagen en Hong Kong, porque en series anteriores de autopsias no se halló ninguna diferencia en la prevalencia con respecto al sexo.
En este estudio, los incidentalomas suprarrenales funcionales representaron el 37,4% de   la cohorte, siendo el más común el adenoma secretor de cortisol. Los pacientes con síndrome de Cushing subclínico tienen adenomas con secreción autónoma de cortisol pero no presentan los signos y síntomas típicos del síndrome de Cushing manifiesto. Sin embargo, pueden sufrir los efectos perjudiciales del exceso de secreción sutil y continua de cortisol, incluyendo la resistencia a la insulina, la diabetes mellitus, la hipertensión, la osteoporosis, la obesidad y las complicaciones trombóticas. Entre los pacientes de este estudio con síndrome de Cushing subclínico, la hipertensión, la diabetes o la obesidad mejoraron con el tratamiento quirúrgico exitoso.
La causa más común de hipertensión secundaria es el aldosteronismo primario, el cual representa hasta el 12% de todos los pacientes hipertensos. En la presente cohorte, el aldosteronismo primario correspondió al 8,6% de los casos. Para los pacientes con adenomas productores de aldosterona, la extirpación quirúrgica con éxito dio lugar a la normalización de la hipopotasemia y un mejor control de la presión arterial. Por otra parte, algunos de estos pacientes pudieron suspender la medicación antihipertensiva debido a la normalización de su presión arterial. Estos resultados destacan la importancia de descartar el aldosteronismo primario, una causa tratable de hipertensión secundaria, en todos los pacientes hipertensos con incidentaloma suprarrenal.
Doce pacientes tenían un feocromocitoma confirmado. Siete pacientes eran normotensos y 6 eran asintomáticos. Clínicamente, el feocromocitoma silente podría ser un trastorno letal, con una evolución impredecible. Los paroxismos letales y la mortalidad perioperatoria pueden presentarse hasta en el 50% de los pacientes con un feocromocitoma reconocido. Según los autores, esto pone de relieve la necesidad de excluir a los feocromocitomas en todos los pacientes con incidentaloma suprarrenal, incluso si el paciente es normotenso o asintomático, sobre todo antes de pensar en la biopsia o la cirugía suprarrenal.
El cáncer suprarrenal primario y las metástasis suprarrenales son los dos tumores malignos suprarrenales más comunes. Aunque el cáncer suprarrenal primario es extremadamente raro, con una incidencia de 1 a 2 casos por 1 millón de personas, se asocia con una tasa elevada de mortalidad y un pronóstico muy malo. Con el uso común de las exploraciones radiológicas, la detección del cáncer suprrarenal primario es cada vez más frecuente ya que es descubierto como un incidentaloma. Los autores sostienen que la única posibilidad de cura y supervivencia a largo plazo la brindan el reconocimiento y la resección quirúrgica tempranos, basados en los dos pacientes del presente estudio que presentaban cáncer suprarrenal primario en estadio I.
Los autores mencionan dos limitaciones importantes en su estudio: el tamaño pequeño de la muestra y el reclutamiento de pacientes que se atendían en un centro terciario de referencia. Estas limitaciones, dicen, pueden explicar porqué en este grupo de pacientes estudiados se detectaron los incidentalomas suprarrenales más funcionales y malignos en comparación con la población general, considerando que estos pacientes eran personas con casos más complicados y múltiples comorbilidades. Sin embargo, acotan, “las series clínicas de diversos centros de referencia de tercer nivel de todo el mundo confirmaron nuestro hallazgo: los incidentalomas suprarrenales funcionales y malignos no son raros.”
Conclusión
El incidentaloma suprarrenal es un hallazgo clínico común. Los incidentalomas suprarrenales funcionales y malignos pueden ser detectados en una etapa anterior durante las evaluaciones hormonales y radiológicas, lo que ofrece una oportunidad para su manejo ulterior.

♦ Traducción y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti. Esp. Medicina Interna. Docente Aut. UBA.  Intramed.
Hipotiroidismo congénito
Descripción del hipotiroidismo congénito y sus resultados asociados
Autor: Noman Ahmad, AsraIrfan, Saad Abdullah Al Saedi J Clin Neonatol 2017;6:64-70.
Introducción
El hipotiroidismo congénito (HC) es una de las causas prevenibles más comunes de  retraso mental. La hormona tiroidea tiene un papel esencial en el desarrollo del cerebro durante los primeros 2-3 años de vida. La mayoría de los recién nacidos no exhiben signos y síntomas clínicos evidentes hasta la edad de 3 meses debido a alguna función tiroidea residual o al pasaje transplacentario de hormona tiroidea materna.
Las características clínicas [Tabla 1] se hacen evidentes si no se hace diagnóstico o si se retrasa el tratamiento o el mismo es subóptimo. La detección neonatal del HC se realiza en los países desarrollados desde las últimas tres décadas, y varios estudios muestran que se alcanza una función cognitiva normal con la detección temprana y el tratamiento. Los niños con HC son seguidos por diferentes especialidades incluyendo pediatras generales, neonatólogos, pediatras especializados en desarrollo y endocrinólogos y en atención primaria; por lo tanto es esencial aumentar la conciencia sobre los protocolos de vigilancia entre los médicos.

► Epidemiología
La incidencia de HC ha aumentado significativamente después del inicio de los programas de detección en recién nacidos (DRN). Antes de la DRN, la incidencia de HC era de aproximadamente 1:7000- 1:10.000 nacidos vivos, usualmente diagnosticados en base a la aparición de manifestaciones clínicas. La incidencia de HC después de la introducción de la DRN ha sido de 1:3000- 1:4000 nacidos vivos. Este aumento en la incidencia probablemente se explica por la detección temprana de los casos, incluyendo el diagnóstico de casos leves y transitorios.
Hay una duplicación de la incidencia reportada en los Estados Unidos en 2007, aumentando de 1:3985 (1987) a 1:2273 (2002) y 1:1415 (2005). El aumento de la incidencia no puede atribuirse únicamente a una sola razón, pero se explica por el cambio demográfico, como el aumento en los nacimientos hispanos y asiáticos, el aumento de los nacimientos prematuros y gemelares, lactantes nacidos de madres con edad avanzada, y valores de corte más bajos en las pruebas de detección. Un aumento similar de la incidencia se informó en Nueva Zelanda en 2010 asociado con el aumento en dos veces de los nacimientos de niños asiáticos.
El HC se clasifica en dos tipos principales: transitorio y permanente. El HC permanente requiere monitorización y tratamiento de por vida, mientras que el HC transitorio muestra una producción normal de hormona tiroidea después de los primeros pocos meses de vida. El HC transitorio puede ser secundario a medicamentos antitiroideos maternos, deficiencia endémica de yodo, o exceso de yodo.
El HC permanente se debe principalmente a un hipotiroidismo primario que se presenta con una hormona estimulante tiroidea (TSH)elevada. El hipotiroidismo secundario o central es muy raro (incidencia de 1: 25.000) y puede presentarse con deficiencia de TSH aislada o como parte de un panhipopituitarismo. Los casos primarios de HC son un 80% debido a disgenesia tiroidea y un 20% debido a dishormonogénesis tiroidea.  La disgenesia tiroidea aislada es generalmente esporádica, pero la dishormonogénesis tiroidea se asocia con mutaciones en los genes de proteínas de síntesis hormonal.

► Detección en el recién nacido
La prueba de detección más sensible para el hipotiroidismo primario es la medición inicial de TSH. La muestra puede ser recolectada de sangre del cordón umbilical o después de las 24 hs de vida, pero el mejor período de ventana es 48-72 hs.
El primer programa piloto de DRN para el HC se inició en Quebec, Canadá, en 1972. El estado de Nueva York lo consideró obligatorio en 1978, y actualmente, es una práctica rutinaria en los países desarrollados. La DRN trajo un avance revolucionario en la medicina preventiva y mostró un  resultado prometedor en la prevención de la disfunción cognitiva secundaria a HC; sin embargo, desafortunadamente, el 71% de los bebés actualmente nacidos en todo el mundo se encuentran en áreas donde no existe un programa de DRN establecido.
Arabia Saudita es uno de los países donde la incidencia de HC es relativamente mayor a 1:2500. El Ministerio deSalud estableció un programa nacional de detección en 1989. La mayoría de los niños en el Reino Unido nacen en el hospital, pero en general las madres y los hijos son dados de alta dentro de las 24 hs del parto. El Comité consultivo para la detección del HC acordó medir laTSH en sangre de cordón umbilical como una prueba de detección primaria.
La concentración de TSH> 60 mU/L es considerada altamente sospechosa de HC y se recomienda para el examen infantil y las pruebas de repetición. La TSH de sangre de cordón de 30-60 mU/L inicia la evaluación de la T4 en la misma muestra; si el nivel de T4 es < 80 nmol/L, el bebé es localizado para examen y prueba. No se halló ninguna recomendación específica para la TSH de cordón de 30-60 mU/L con una T4 > 80 nmol/L; se sugiere repetir las pruebas y realizar seguimiento con el pediatra. La TSH de sangre de cordón umbilical < 30 mU/L es considerada como normal.
Tres estrategias principales para la DRN [Tabla 2] están en práctica en todo el mundo. La mayoría de los lactantes con HC podrían ser detectados y posteriormente diagnosticados con cualquiera de estasestrategias. La medición de T4 con TSH de seguimiento detectaría el HC central/secundario y también el aumento tardío de la TSH en casos de HC primario. La medición inicial de la TSH  no detectaría el HC central/secundario sino que detectaría el HC primario y también los casos de HC primario subclínicos, leves y transitorios. Las estrategias de DRN cambiaron en las últimas tres décadas.
En 1990, la mayoría de los programas estadounidenses utilizaron la medición inicial de T4 con seguimiento de la TSH, y actualmente (2010), la mayoría está usando la medición inicial de TSH y algunos están midiendo T4 y TSH simultáneamente. Los cambios en el programa de cribado resultaron en una mayor incidencia de HC. La prueba de detección más sensible para el hipotiroidismo primario es la medición inicial de TSH. La muestra puede ser recolectada de sangre del cordón umbilical o después de las 24 hs de vida, pero el mejor período de ventana es 48-72 hs. La muestra de sangre suele recolectarse por punción del talón, se coloca una gota sobre papel de filtro, se seca, y se envía para el análisis de TSH.
El segundo screening es recomendado para ciertos grupos de niños; los bebés enfermos pueden tener supresión de TSH debido al efecto de fármacos tales como esteroides, dopamina, y yodo o debido a inmadurez del eje hipotálamo-hipofisario. La mezcla de sangre fetal en embarazos múltiples puede enmascarar el nivel de TSH.
Las guías de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica (SEEP) del 2014 recomiendan repetir la detección en neonatos prematuros con edad gestacional <37 semanas, en neonatos con bajo peso al nacer y muy bajo peso al nacer, neonatos enfermos internados en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, nacimientos múltiples y en los bebés en los que la muestra se recoge en las primeras 24 hs. La segunda muestra de detección se debe recoger a las 2 semanas de edad o después de 2 semanas de la primera muestra. Deben considerarse todos los resultados de las muestras para interpretar el resultado del screening.
Existe una gran variabilidad en la definición de los valores de corte entre los programas de DRN. Esto depende en gran medida de los tiempos de recolección de muestras para definir los puntos de corte. Las muestras recogidas en las primeras 24 hs pueden tener valores de corte de TSH de> 60 mU/L, mientras que las muestras tomadas a las 72 hs tienen un valor de corte de> 15 mU/L. La mayoría de los programas utilizan el valor de corte de 20 mU/L de sangre entera en forma de gota de sangre seca (GSS). Las guías de la SEEP de 2014 han dado el siguiente consejo:
  • TSH ≥ 40 mU/L de sangre entera en GSS; comenzar tratamiento inmediatamente
  • TSH < 40 mU/L de sangre entera; el tratamiento puede ser pospuesto durante 1-2 días para obtener el resultado de una muestra venosa
  • TSH> 20 mU/L en muestra venosa requiere tratamiento, independientemente de los niveles de T4L
  • La baja concentración sérica de T4L independientemente del nivel de TSH debe tratarse inmediatamente
  • TSH de 6-20 mU/L en muestra venosa conT4L es un área gris; si el nivel de TSH sigue siendo alto a las 3-4 semanas o los resultados de imágenes son sugestivos de disgenesia tiroidea, el tratamiento debe iniciarseinmediatamente.

    ► Estudio diagnóstico radiológico
    Las modalidades de imagen como la ecografía y la gammagrafía pueden ayudar a definir la etiología del HC y predecir si se trata de un tipo transitorio o permanente. El HC transitorio requiere una reevaluación con cesación del tratamiento con tiroxina a la edad de 3 años.Los lactantes con TSH elevada en la DRN deben tener tanto ecografía como gammagrafía; el tratamiento no debe demorarse para realizar el estudio de imagen. La gammagrafía después del inicio del tratamiento puede dar resultados falsos negativos debido a la supresión del nivel de TSH y a la mala captación del trazador.
    Pueden alcanzarse resultados óptimos con la gammagrafía cuando se realiza dentro de los 7-10 días de tratamiento. La ecografía y la gammagrafía combinadas pueden dar un diagnóstico correcto en el 80% de los pacientes con HC con TSH elevada.
    El tecnecio-99m (Tc99m) o el yodo-123 (I123) pueden ser utilizados para realizar la gammagrafía. El I123 es captado específicamente por la glándula tiroides y da una mejor exploración que el Tc99m. Los lactantes deben alimentarse antes del escaneo para vaciar las glándulas salivales; de lo contrario, la absorción del trazador en las glándulas salivales puede dar una falsa interpretación.
    Los niveles de TSH medidos en el momento de la exploración ayudarían a interpretar los resultados. Las glándulas eutópicas pueden no tener captación del trazador si la TSH está suprimida debido al tratamiento con tiroxina, consumo excesivo de yodo, anticuerpos bloqueadores del receptor de TSH materno, mutaciones inactivadoras en el receptor de TSH, y cotransportador de sodio-yoduro.
    La ecografía puede investigar la ausencia o presencia de la glándula tiroides; también puede sugerir tamaño, textura y estructura. Esta modalidad es, por desgracia, altamente dependiente del observador y poco sensible para la detección de una glándula tiroidea ectópica (lingual y sublingual).
    Ami De Silva definió cinco categorías principales de hallazgos en la gammagrafía en lactantes con HC primario:
    (1) sitio normal, captación normal
    (2) sitio normal, aumento de la captación
    (3) sitio normal, disminución de la captación
    (4) sin captación
    (5) captación ectópica.
    El mayor valor predictivo(100%) se observa para la glándula ectópica en el hipotiroidismo primario. La captación de la gammagrafía puede ayudar en el diagnóstico de la etiología subyacente delHC. La mayoría de los casos primarios de HC son esporádicos y secundarios a disgenesia tiroidea, pero un pequeño porcentaje se debe a  dishormonogénesis; por lo tanto, la predicción de la causa subyacente sugiere pruebas genéticas y asesoramiento.
    La radiografía de epífisis de huesos largos da una indicación de la severidad del HC. La ausencia de epífisis en la radiografía seasocia con compromiso in útero significativo debido a HC.

    ► Análisis de mutaciones genéticas
    Cada familia con un bebé nacido con HC primario merece asesoramiento genético de un experto, especialmente aquellos que tienen bocio o morfología tiroidea anormal sugestiva de dishormonogénesis.
    Una cuidadosa historia familiar y la morfología tiroidea en los estudios por imágenes pueden indicar mutación genética y riesgo de recurrencia. Cada familia con un bebé nacido con HC primario merece asesoramiento genético de un experto, especialmente aquellos que tienen bocio o morfología tiroidea anormal sugestiva de dishormonogénesis. Las mutaciones de los genes en la dishormonogénesis tiroidea son de herencia autosómica recesiva; éstas incluyen defecto en el transportador de yoduro SCL5A5/NIS, SCL26A4/PDS pendrina (Síndrome de Pendred), tiroglobulina, peroxidasa tiroidea, oxidasa dual 2 (DUOX2), y yodo tirosina deiodinasa.
    Existe alguna evidencia de que la disgenesia tiroidea esporádica que resulta en HC primario también puede tener una base genética. Las observaciones que sugieren esta asociación son> 15 veces mayores en los casos familiares que en los casos aislados; pueden existir anomalías morfológicas menores en familiares de primer grado eutiroideos y aumento de la incidencia de malformaciones extratiroideas.

    ► Tratamiento
    La prevención del retraso mental y del crecimiento asociado con el HC sólo es posible con tratamiento precoz y monitoreo continuo durante toda la infancia y la adolescencia. El tratamiento debe iniciarse inmediatamente después de la confirmación del diagnóstico en base a la DRN o el análisis de sangre de seguimiento. El inicio del tratamiento dentro de las primeras 2 semanas de vida es crucial para el neurodesarrollo.

    ► Dosificación
    La levotiroxina (L-T4) es el único tratamiento recomendado para la terapia de reemplazo. La triyodotironina (T3) es una hormona biológicamente activa, pero se forma eficientemente por deiodinación endógena de L-T4. El tratamiento con combinación de L-T4 y T3 no ha mostrado ningún beneficio adicional con respecto al tratamiento con L-T4 sola en términos de neurodesarrollo.
    La dosis recomendada de L-T4 es de 10-15 μg/kg/día como una dosis única.  Puede iniciarse el tratamiento con altas dosis en casos graves de HC, definidos por T4L muy baja (<5 pmol/L) y retraso en la edad ósea. La dosis más baja puede administrarse en los casos leves (T4L 5-10 pmol/L) y moderados (T4L 10-15 pmol/L).

    ► Administración
    La L-T4 está disponible en forma de comprimido en todo el mundo y se recomienda su trituración y mezcla con unos pocos mililitros de agua o leche materna inmediatamente antes de la administración. Las suspensiones preparadas por las farmacias no son confiables en la dosificación. La L-T4 está disponible en forma líquida en Europa, donde se produce farmacéuticamente y con licencia para su uso. Esta forma líquida es confiable en la dosificación y conveniente para los lactantes.
    Las formas orales pueden administrarse antes de lacomida o con los alimentos; la biodisponibilidad puede verse influida por la presencia de algunos alimentos o minerales.  Los alimentos y medicamentos que interfieren con la absorción son las fórmulas de proteína de soja, concentrados de hierro, calcio, hidróxido de aluminio, colestiramina y otras resinas, suplementos de fibra y sucralfato.

    ► Monitoreo
    La normalización de la TSH dentro de las primeras 2 semanas y el mantenimiento de la T4L en la mitad superior del rango normalresulta en un mejor resultado intelectual. El tratamiento debe ser monitoreado y ajustado midiendo TSH y T4L en suero o plasma. Las guías de consenso de la SEEP recomendaron el monitoreo frecuente de TSH y T4L a lo largo de la infancia.
    El monitoreo puede realizarse más frecuentemente si los resultados son anormales o si hay preocupaciones con respecto al cumplimiento. Los cambios en la dosis o en la formulación de la L-T4 deben seguirse con evaluación de laboratorio después de 4-6 semanas.
    Puede considerarse la reevaluación en aquellos pacientes que no tienen un diagnóstico definitivo en el período neonatal. La mielinización del sistema nervioso central se completa a la edad de 36-40 meses; por lo tanto, sería seguro hacer una reevaluación a la edad de 3 años cuando los niños también son más cooperativos para la imagen de la glándula tiroides.
    No es necesaria una reevaluación en aquellos que tienen un diagnóstico definitivo de agenesia tiroidea, tiroides ectópica y dishormonogénesis con mutación DUOX2 o síndrome de Pandered. El aumento de TSH con la edad debido a  una dosis insuficiente o un mal cumplimiento también plantea la necesidad de reevaluación. La terapia con L-T4 debe discontinuarse durante 4-6 semanas, seguido de la medición de TSH y FT4, y si el perfil bioquímico confirma el hipotiroidismo, se repetirán las imágenes tiroideas.

    ► Discapacidad Intelectual y resultado del desarrollo neurológico
    La detección precoz y el tratamiento apropiado del HC se asocian con un neurodesarrollo normal. La DRN universal en países desarrollados ha demostrado la desaparición dela discapacidad intelectual (CI <70) en pacientes tratados con HC. Los niños con HC deben tener un monitoreo regular del desarrollo psicomotor y del lenguaje. El progreso escolar debe ser monitoreado y registrado.
    Datos anteriores estimaron que entre un 35% y un 40% de los casos diagnosticados clínicamente antes de la introducción de la DRN experimentaron una discapacidad manifiesta. El análisis de los datos actuales sugiere que es más razonable concluir que aproximadamente el 25% de los niños nacidos con HC diagnosticado clínicamente (1 en 25000 nacimientos) puede haber experimentado una discapacidad evidente antes de la introducción de la DRN.
    A pesar de la sobreestimación de la discapacidad intelectual, los estudios con seguimiento a largo plazo han demostrado excelentes resultados en el neurodesarrollo de niños con HC diagnosticados y tratados poco después del nacimiento.
    Los niños nacidos con HC leve se tratan rutinariamente, pero hay una falta de buena evidencia de que el tratamiento afecta el neurodesarrollo a largo plazo. Las cohortes estudiadas a largo plazo que fueron evaluadas para HC sugieren que los niños con HC grave en base a una T4L muy baja en el momento del diagnóstico y retraso en la maduración ósea están en riesgo de tener un coeficiente intelectual menor. Sin embargo, la rápida normalización de la TSH y la T4L en el rango superior normal, el monitoreo expectante y el ajuste adecuado de las dosis resultarían en una inteligencia normal.

    ► Conclusión
    El programa de DRN es un gran éxito en la prevención de la discapacidad neurológica relacionada con el HC. La mayoría de los casos pueden ser diagnosticados por cualquiera de las estrategias de DRN. Es necesario el tratamiento inmediato después de establecer el diagnóstico.
    El programa de DRN es un gran éxito en la prevención de la discapacidad neurológica relacionada con el HC. La mayoría de los casos pueden ser diagnosticados por cualquiera de las estrategias de DRN. Es necesario el tratamiento inmediato después de establecer el diagnóstico. El monitoreo frecuente puede evitar el sobre o el sub tratamiento.
    La TSH es una prueba altamente sensible pero necesita más estudios para definir el punto de corte y evitar casos falsos positivos. Se necesitan más estudios para identificar casos transitorios. Las familias y los cuidadores necesitan asesoramiento detallado sobre el diagnóstico, el método de administración del fármaco, el cumplimiento y las consecuencias del tratamiento deficiente.
    Puntos prácticos
    • Comenzar sin demora el tratamiento con L-T4 10-15 mcg/kg en una dosis diaria.
       
    • Sólo debe utilizarse la formulación líquida producida farmacéuticamente si está disponible.
       
    • Mantener la TSH en un rango específico para la edad con T4L en niveles altos del rango normal.
       
    • No se debe retrasar el tratamiento para realizar estudios por imágenes.
       
    • La prueba de detección debe repetirse en niños prematuros, de bajo peso al nacer, en nacimientos múltiples y en neonatos enfermos que requieren admisión en la UCIN.
       
    • Reevaluar la TSH y la T4L en 4-6 semanas si se requiere un cambio dedosis.
       
    • No hay evidencia para la terapia de combinación de LT3 y LT4.
       
    • No hay evidencia para el tratamiento de la TSH ligeramente elevada con T4L normal.
       
    • Debe considerarse una prueba fuera de tratamiento después de la edad de 3 años
      Tabla 1. Características clínicas del Hipotiroidismo Congénito
      Historia:
      • “Bebé bueno”
      • Tiempo de sueño prolongado
      • No se despierta para alimentarse
      • Alimentación lenta
      Examen físico:
      • Rasgos faciales toscos
      • Fontanela amplia, suturas fácilmente palpables
      • Hernia umbilical
      • Macroglosia
      • Ictericia prolongada
      • Piel seca

      Tabla 2.Estrategias de detección neonatal
      • Prueba inicial de T4 en sangre, con seguimiento con prueba de TSH si el valor de T4 está por debajo de cierta concentración (usualmente menor al percentilo 10).
         
      • Prueba inicial de TSH en sangre.
         
      • Prueba simultánea de T4 y TSH.
      TSH: Hormona Estimulante de Tiroides  T4: Tiroxina

      ► Comentario: 
      El hipotiroidismo congénito es una de las causas prevenibles más frecuentes de  deterioro intelectual, ya que la hormona tiroidea tiene un papel esencial en el desarrollo cerebral durante los primeros años de vida. Las características clínicas suelen hacerse evidentes ante la falta de diagnóstico o ante la demora o la insuficiencia del tratamiento.
      Los programas de detección neonatal implementados en las últimas décadas han sido sumamente útiles en la prevención de esta patología, disminuyendo notablemente el porcentaje de discapacidad intelectual en la población vulnerable. Es fundamental la implementación de estos programas a nivel universal, así como el monitoreo de los pacientes a corto y largo plazo y el asesoramiento de las familias sobre la importancia del cumplimiento eficiente del tratamiento.
      Resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol

      Insuficiencia suprarrenal

      Insuficiencia suprarrenal
      Epidemiología, mecanismos causales, fisiopatología; manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento. Una enfermedad que suele pasar desapercibida por largo tiempo.
      Autor: Dres. Evangelia Charmandari, Nicolas C Nicolaides, George P Chrousos Lancet 2014; 383: 2152–67
      Introducción
      La insuficiencia suprarrenal (IS) es un trastorno que puede causar la muerte, provocado por la insuficiencia suprarrenal primaria (ISP) o la enfermedad suprarrenal secundaria a la alteración del eje hipotálamo-hipofisario. Es la manifestación clínica de la deficiente producción o acción de los glucocorticoides, con o sin deficiencia de mineralocorticoides y andrógenos suprarrenales.
      Manifestaciones clínicas
      Independientemente de la causa, la IS ha sido fatal hasta el año1949, cuando fue sintetizado por primera vez el cortisol y se pudo comenzar a hacer el tratamiento de reemplazo de los glucocorticoides. Sin embargo, a pesar de este avance, el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes sigue siendo problemático.

      Epidemiología

      Según el mecanismo subyacente, la IS se clasifica en primaria, secundaria o terciaria.
      • La insuficiencia suprarrenal primaria(ISP) resulta de la enfermedad intrínseca de la corteza suprarrenal.
         
      • La IS central, es el conjunto de las insuficiencias secundaria y terciaria, está causada por el deterioro de la producción o de la acción de la corticotrofina (ACTH).
         
      • La IS secundaria está causada por la enfermedad de la hipófisis que obstaculiza la liberación de ACTH o por la incapacidad de las glándulas suprarrenales para responder a esa hormona.
         
      • La IS terciaria resulta de la alteración hipotalámica de la síntesis o la acción de la hormona liberadora de ACTH, la vasopresina arginina o ambas, la que a su vez inhibe la secreción de ACTH.
      Hacia fines del siglo XX, la prevalencia de la ISP crónica en Europa se duplicó y actualmente se estima en 4,4-4,6 casos nuevos por millón por año. Durante la primera mitad del siglo XX, la causa más común de ISP fue la tuberculosis pero en la actualidad son más comunes las enfermedades autoinmunes.
      El aumento de la frecuencia de ISP en las últimas décadas, asociado la declinación de la prevalencia de la tuberculosis indica que hay más casos de IS autoinmune. En una serie de 615 pacientes con enfermedad de Addison estudiados entre 1969 y 2009, el 82% correspondió a la forma autoinmune; el 9% a casos relacionados con la tuberculosis y alrededor del 8% a otras causas. La ISP ocurre con más frecuencia en las mujeres y puede presentarse a cualquier edad, aunque predomina entre los 30 y los 50 años.

      La frecuencia de las diversas formas de ISP en los niños difiere sustancialmente de la población adulta. En los niños, son más comunes las formas genéticas. En una serie de casos de 103 niños con enfermedad de Addison, observados durante 20 años (1981–2001), la causa más frecuente fue la hiperplasia suprarrenal congénita (72%); otras alteraciones genéticas eran responsables de otro 6% mientras que la enfermedad autoinmune fue diagnosticada solamente en el 13% de los casos.

      La IS secundaria es más común que la ISP y su prevalencia ha sido estimada en 150–280 por millón de personas y afecta con más frecuencia a las mujeres.
      La edad pico en el momento del diagnóstico es la sexta década de la vida. Una revisión sistemática y metaanálisis de prevalencias de hipopituitarismo en pacientes adultos que recibieron irradiación craneana por tumores no hipofisarios mostró una prevalencia puntual de cualquier grado de hipopituitarismo de 0,66 y una prevalencia de deficiencia de ACTH de 0,.22.
      La causa más común de IS terciaria es la administración prolongada de glucocorticoides exógenos, que conduce a la supresión prolongada de la secreción hipotalámica de la hormona liberadora de ACTH.

      Mecanismos causales

      Insuficiencia suprarrenal primaria
      En los países desarrollados, el 80–90% de los casos de ISP están ocasionados por la adrenalitis autoinmune, la cual puede ser aislada (40%) o formar parte del síndrome de poliendocrinopatía autoinmune (SPEA) (60%).
      La enfermedad de Addison autoinmune se caracteriza por la destrucción de la corteza suprarrenal por mecanismos inmunológicos mediados por células. En el 85% de los pacientes con ISP idiopática se detectan anticuerpos contra el esteroide 21-hnidroxilasa pero esa detección es muy rara en las otras causas. Por otra parte, en la enfermedad de Addison autoinmune se han identificado otros antígenos, como el esteroide 17α-hidroxilasa y la enzima de escisión de la cadena lateral del colesterol. El mismo hallazgo ocurre en la insuficiencia ovárica primaria.
      Las células T y la inmunidad celular también tienen un papel importante en la patogénesis de la enfermedad de Addison autoinmune y la generación de autoanticuerpos puede ser secundaria a la destrucción tisular. Por otra parte, se han identificado varios genes que confieren susceptibilidad a la enfermedad de Addison autoinmune.

      La ISP también puede presentarse en el contexto del síndrome depoliendocrinopatía autoinmune (SPEA), cuyos tipos 1 y 2 tienen una base genética. Los anticuerpos contra el interferón-ω  y el interferón-α son sensibles y específicos de ese síndrome; el análisis de las mutaciones genéticas confirma el diagnóstico en el 95% de los casos.
      El SPEA tipo 2 se caracteriza por la IS autoinmune y la enfermedad tiroidea autoinmune, con o sin diabetes tipo 1; es más prevalente que el tipo 1. Suele asociarse con otras enfermedades autoinmunes, afecta más comúnmente a los hombres y generalmente se presenta en la cuarta década de la vida.
      El SPEA tipo 4 es un síndrome raro que se caracteriza por la asociación de la enfermedad de Addison autoinmune con uno o más componentes menores de otras enfermedades autoinmunes (por ej., hipogonadismo, gastritis atrófica, anemia perniciosa, enfermedad celíaca, miastenia grave, vitíligo, alopecia e hipofisitis) pero está excluido el componente mayor del SPEA tipo 1 y 2 (candidiasis crónica, hipoparatiroidismo, enfermedad tiroidea autoinmune y diabetes tipo 1).

      Existen otras causas de IS como las infecciosas, la inducción por fármacos, varias mutaciones genéticas entre las que se puede mencionar a la adrenoleucodistrofia, la cual presenta trastornos neurológicos provocados por la desmielinización de la sustancia blanca y las manifestaciones de la ISP, que se presentan en la infancia o la niñez.
      Las dos formas principales de adrenoleucodistrofia son la forma cerebral (50% de los casos; se manifiesta en la primera infancia con una rápida progresión) y la adrenomieloneuropatía (35% de los casos, de comienzo en la primera infancia con lenta progresión), en la cual la desmielinización está restringida a la médula espinal y los nervios periféricos. Dado que la manifestación inicial puede ser la IS, hay que sospechar la adrenoleucodistrofia en los varones jóvenes con IS.

      Síndrome antifosfolípido: En ocasiones, la ISP se presenta en forma aguda como consecuencia de una hemorragia suprarrenal bilateral en pacientes con síndrome antifosfolípidos. Se caracteriza por trombosis arterial y venosa recurrente, complicaciones gestacionales y autoanticuerpos antifosfolípidos. Puede presentarse aislada o manifestarse en el contexto de trastornos del tejido conectivo o malignos.

      Niños: En los niños, la causa más común de ISP es la hiperplasia suprarrenal congénita, un grupo de trastornos recesivos autosómicos ocasionados por la deficiencia de una de las enzimas necesarias para la síntesis del cortisol en la corteza suprarrenal. La forma más común es la clásica deficiencia de 21-hidroxilasa, la que se caracteriza por la poca síntesis de glucocorticoides y en muchos casos de mineralocorticoides, hiperandrogenismo suprarrenal y alteración del desarrollo y funcionamiento de la médula suprarrenal. Existen otras formas más raras por deficiencia de otras hidroxilasas y enzimas (3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa o P450 óxido reductasa).

      Insuficiencia suprarrenal central
      La IS secundaria es provocada por cualquier proceso que afecte a la hipófisis e interfiera con la secreción de ACTH. La deficiencia de ACTH puede ser aislada o estar asociada a las deficiencias de otras hormonas hipofisarias. La IS secundaria asilada puede estar causada por un proceso autoimmune, y con frecuencia se asocia a otros trastornos endocrinos autoinmunes (tiroiditis, diabetes tipo 1). La deficiencia de ACTH también puede tener su origen en mutaciones genéticas.

      La IS terciaria resulta de procesos que afectan al hipotálamo e interfieren la secreción de la hormona liberadora de ACTH, la vasopresina arginina o ambas. La causa más común de supresión del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal es la administración prolongada de dosis elevadas de glucocorticoides. Para lograr la recuperación total de dicho eje, en la mayoría de los casos se requiere la lenta disminución de las dosis de glucocorticoides durante 9–12 meses.
      La IS terciaria también ocurre en pacientes que se han recuperado del síndrome de Cushing, ya que las concentraciones persistentemente elevadas de cortisol previas al tratamiento inhiben al eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, de la misma manera que lo hacen los glucocorticosteroides exógenos.
      Por último, los fármacos como la mifepristona, un antagonista del receptor de glucocorticoides, los antipsicóticos y los antidepresivos causan resistencia tisular, debido al deterioro de la señal de transducción de glucocorticoides.

      Fisiopatología y presentación clínica
      La corteza suprarrenal tiene 3 zonasdiferentes, las cuales secretan varias hormonas, bajo el control directo de mecanismos de retroalimentación bien conocidos.
      La aldosterona es sintetizada en la zona más externa, la zona glomerular. Su secreción está sobre todo regulada por el sistema renina-angiotensina y las concentraciones de potasio extracelular. Por lo tanto, no está alterada en la IS secundaria o terciaria.
      La secreción de cortisol de la zona fasciculada está principalmente regulada por la ACTH, la cual es liberada de la hipófisis anterior en respuesta a la hormona liberadora de ACTH y la vasopresina arginina. En las personas sanas, la secreción de cortisol es pulsátil y las concentraciones del cortisol circulante fluctúan naturalmente en forma circadiana, con concentraciones más elevadas a la mañana (06:00–08:00 horas) y más bajas alrededor de la medianoche.
      Los andrógenos suprarrenales dehidroepiandrosterona y sulfato éster de dehidroepiandorsterona son sintetizados en la zona reticular, más interna. La dehidroepiandrosterona y su sulfato tienen un patrón particular: están relacionados con la edad en el período neonatal las concentraciones son muy elevadas y luego declinan hasta valores muy bajos durante los primeros meses de vida; posteriormente comienzan a aumentar continuamente entre los 6 y los 10 años, lo que se denomina adrenarquia. Las concentraciones máximas de esas dos hormonas se alcanzan durante la tercera década de la vida; luego declinan sostenidamente desde la quinta década (adrenopausia) hasta que alrededor de los 70 años disminuyen un 10–20% el valor de la concentración máxima. La disminución del sulfato de dehidroepidandrosterona relacionada con la edad no refleja la pérdida general de la secreción adrenocortical porque las concentraciones de cortisol incluso aumentan ligeramente con la edad.

      Manifestaciones clínicas
      Las manifestaciones clínicas de la ISP se deben a la deficiencia de todas las hormonas adrenocorticales (aldosterona, cortisol, andrógenos); también pueden observarse signos de otras condiciones autoinmunes concurrentes. La mayoría de los síntomas son inespecíficos y pueden retrasar el diagnóstico y el tratamiento.
      En los niños con IS puede haber hipoglucemia y un mal control de la glucosa; en los pacientes con diabetes tipo 1 aparece la necesidad de reducir la dosis total diaria de insulina.
      Un signo específico de ISP crónica que no aparece en la ISP aguda es la hiperpigmentación, la cual afecta sobre todo las áreas de piel sujetas a presión (codos, nudillos, pliegues palmares, labios, mucosa oral). Está causada por la estimulación de los receptores cutáneos de la melanocortina-1 debido a las elevadas concentraciones de ACTH circulante.
      El período preclínico puede durar muchos años a partir de la detección de los primeros cambios metabólicos, aun en presencia de títulos elevados de autoanticuerpos específicos y concentraciones muy elevadas de ACTH.
      En la IS autoinmune, la primera zona afectada por la destrucción inmunitaria suele ser la zona glomerular, quizás debido a que es más delgada que las otras dos zonas, o porque es más vulnerable al ataque autoinmune. Este cuadro explicaría el primer período de la IS caracterizado por una elevada actividad de la renina plasmática y concentraciones bajas de aldosterona, seguido por una fase de deficiencia progresiva de glucocorticoides, inicialmente con una respuesta inadecuada al estímulo estresante y luego por una fase de insuficiencia manifiesta con concentraciones bajas de cortisol basal.

      Las manifestaciones clínicas de la IS secundaria o terciaria resultan solamente de la insuficiencia de glucocorticoides (la secreción de aldosterona y andrógenos suprarrenales está preservada); sin embargo, también puede haber signos de un trastorno primario subyacente.
      La hiperpigmentación no está presente porque la secreción de ACTH no está aumentada; secundariamente, puede haber hiponatremia y expansión de volumen debidas al aumento inapropiado de la secreción de vasopresina arginina.
      También podría haber síntomas y signos de deficiencia de otras hormonas de la hipófisis anterior. La primera presentación de la IS podría ser una crisis suprarrenal con peligro de muerte. Las manifestaciones clínicas incluyen:
      • vómitos
      • dolor abdominal
      • mialgias
      • artralgias
      • hipotensión grave
      • shock hipovolémico.
      La presentación aguda puede ser precipitada por un estrés fisiológico como la cirugía, el trauma o una infección intercurrente.

      Diagnóstico de la insuficiencia suprarrenal
      Para el diagnóstico de IS existen 3 objetivos principales a confirmar:
      1. La secreción inapropiadamente baja de cortisol.
      2. La distinción entre IS primaria o central.
      3. La identificación de los procesos patológicos subyacentes.
      Cualquiera sea la causa, el diagnóstico de IS depende enteramente de demostrar que la secreción de cortisol está inapropiadamente baja. Todas las pruebas de estimulación actuales miden la concentración total de cortisol, la cual está relacionada estrechamente con el cortisol libre biológicamente activo, pero quizás no sea ésta toda la situación.
      Las concentraciones elevadas de globulina ligada al cortisol en las pacientes que reciben estrógenos orales durante el embarazo pueden provocar resultados normales falsos. Por el contrario, en los pacientes con cirrosis, las concentraciones de globulina ligada al cortisol son bajas y pueden dar lugar a resultados anormales falsos. La medición de las concentraciones séricas de cortisol libre puede ofrecer información adicional, aunque en general, los análisis disponibles, como la concentración de cortisol salival, podrían ser una alternativa útil.

      En las personas sanas, las concentraciones séricas de cortisol son más elevadas a la mañana temprano (100–200 μg/L). Una concentración sérica de cortisol baja (<30 μg/L) en una muestra de sangre a la mañana temprano es un fuerte indicador d IS. Por el contrario, en la mayoría de los pacientes, una concentración sérica de cortisol matinal >150 μg/L supone una respuesta normal del cortisol sérico a la hipoglucemia inducida por la insulina, o a una prueba de ACTH corta. La medición simultánea de las concentraciones de cortisol y ACTH identifica a la mayoría de los casos de ISP.

      Del mismo modo, la concentración de cortisol salival >5,8 μg/L a las 08:00 horas excluye la IS, mientras que un valor <1,8 μg/L indica una alta probabilidad de IS. Esta prueba se ha utilizado como prueba de detección para la IS pero no ha sido completamente validada como prueba diagnóstica.
      La medición de las concentraciones de cortisol libre en la orina no es útil para el diagnóstico de IS, principalmente porque los niveles más bajos del rango no son contributivos.
      En general, la medición de la concentración de ACTH plasmática basal distingue la ISP de la IS central. La medición simultánea de la concentración de cortisol sérico basal y de la ACTH plasmática puede confirmar el diagnóstico de IS y establecer su causa.
      En las personas sanas, las concentraciones de ACTH a las 08:00 horas son de 20–52 ng/L.
      En la ISP, la concentración de ACTH plasmática a las 08:00 horas es elevada y se asocia con concentraciones o elevadas o mayor actividad de la renina plasmática, concentraciones bajas de aldosterona, hiponatremia e hiperpotasemia.
      Por el contrario, en la IS secundaria o terciaria, la concentración de ACTH plasmática es baja o normal baja y las concentraciones plasmáticas de renina y aldosterona suelen estar inalteradas, pero luego de una duración muy prolongada de deficiencia de ACTH aparece una deficiencia de mineralocorticoides. Habitualmente, las primeras concentraciones que aumentan en la IS autoinmune son las de la renina plasmática seguidas por el aumento de la concentración de ACTH y el descenso de la concentración de aldosterona.

      La IS se caracteriza por la deficiencia de andrógenos suprarrenales. En los pacientes con ISP o central, las concentraciones séricas de dehidroepiandrosterona y su sulfato son bajas, pero estas características facilitan el diagnóstico solamente en los pacientes <40 años, debido a la fisiología y a la declinación de los andrógenos suprarrenales relacionadas con la edad.
      En general, la IS se diagnostica mediante la prueba de ACTH con dosis estándar, la cual es segura, confiable y precisa.
      Por medio de esta prueba se estimulan las glándulas suprarrenales con dosis farmacológicas (250 μg) de ACTH 1-24 exógena, la cual tiene toda la potencia biológica del aminoácido-39 de la ACTH. Se administra por vía intravenosa o intramuscular y se miden las concentraciones de cortisol sérico al comienzo y a los 30 y 60 minutos después de la administración. La concentración pico normal de cortisol es >180 μg/L. La prueba de ACTH con dosis estándar no debe ser usada durante las primeras 4–6 semanas después de un insulto hipotalámico o hipofisario porque la corteza suprarrenal podría todavía estar respondiendo adecuadamente a la administración de la ACTH exógena y dar un resultado normal falso.

      Debido a que algunos pacientes con IS pueden tener una respuesta de cortisol normal a la prueba con dosis estándar de estimulación, dado que la dosis farmacológica de la hormona es suficiente para suscitar una respuesta, se han investigado pruebas con dosis más bajas (1 µg/L o 500 mg/1,73 m2)  para aumentar  la sensibilidad. Esta prueba puede ser más sensible y específica que la prueba estándar. Pero hay detalles técnicos que pueden influir en su precisión. Por lo tanto, la prueba se reservará para los pacientes con ISP o IS central de reciente comienzo (4-6 semanas de duración).
      La estimulación prolongada con ACTH exógena se usa para diferenciar la IS primaria, secundaria y terciaria. En la ISP, las glándulas suprarrenales no responden a la ACTH, mientras que en las otras dos, la respuesta aparece luego de períodos más prolongados de estimulación con ACTH. La prueba implica la administración de  250 μg de ACTH por infusión intravenosa durante 24 horas, 2 o 3 días consecutivos, y se mide la concentración de cortisol sérico y de cortisol en la orina de 24 horas, como así la concentración de 17-hidroxicorticoide, antes y después de la infusión.

      Ante la sospecha de IS secundaria, otra opción para confirmar el diagnóstico es hacer la prueba de tolerancia a la insulina, particularmente en los pacientes con sospecha de deficiencia de ACTH de reciente comienzo. Esta prueba investiga la integridad del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y es ampliamente aceptada como el estándar de oro. Por otra parte, tiene la ventaja de evaluar la reserva de hormona de crecimiento. No obstante, no se debe hacer en los pacientes con enfermedad cardiovascular o antecedente de convulsiones y requiere una supervisión muy estrecha. Se administran 0,10–0,15 U/kg de insulina para inducir hipoglucemia y luego medir las concentraciones de cortisol cada 30 minutos, durante al menos 120 minutos.

      La prueba de la hormona liberadora de ACTH evalúa la reserva de ACTH hipofisaria. Esta prueba puede ser útil para distinguir la IS secundaria de la terciaria, aunque esta diferenciación raramente es importante para el tratamiento y requiere la administración intravenosa de la hormona liberadora de ACTH a una dosis de 1 μg/kg (hasta un máximo de 100 μg) y la medición de las concentraciones de cortisol sérico y de ACTH plasmática basal, cada 15 minutos hasta 1 hora después de la estimulación y luego, cada 30 minutos hasta las 2 horas.
      En los pacientes con IS secundaria no hay respuesta a la ACTH o es muy escasa, mientras que en los pacientes con IS terciaria hay una respuesta exagerada y prolongada a esa hormona.
      Los autores llaman la atención de que ninguna de esas pruebas dinámicas, incluyendo el test de tolerancia a la insulina, clasifica correctamente a los pacientes con IS.
      La IS secundaria leve puede pasar desapercibida y los individuos sanos pueden mostrar respuestas ligeramente anormales. Por lo tanto, es muy importante el criterio clínico, y los pacientes con síntomas persistentes sugestivos de IS deben volver a evaluarse.

      El diagnóstico de IS autoinmune se basa en el hallazgo de autoanticuerposcontra la corteza suprarrenal, sin agrandamiento de las suprarrenales en la radiografía (tamaño normal o pequeño) y la presencia de otras enfermedades autoinmunes, con la exclusión de las otras causas conocidas de IS.
      En más del 90% de los pacientes con adrenalitis autoinmunes de reciente comienzo se hallan autoanticuerpos anti corteza suprarrenal, o anti 21-hidroxilasa. Por otra parte, en algunos pacientes hay autoanticuerpos contra otras enzimas esteroideogénicas (P450scc, P450c17) y contra las células productoras de esteroides, los que pueden ser marcadores predictivos de insuficiencia ovárica primaria.
      En los pacientes varones con enfermedad de Addison aislada y sin autoanticuerpos, se deben medir las concentraciones plasmáticas de los ácidos grasos de cadena muy larga, para excluir la adrenoleucodistrofia ligada a X.

      Los pacientes sin una enfermedad autoinmune ni autoanticuerpos deben ser estudiados mediante una tomografía computarizada (TC) de las glándulas suprarrenales. En los países en desarrollo y poblaciones de inmigrantes, un diagnóstico diferencial es la adrenalitis tuberculosa.
      En las primeras etapas, la TC muestra la hiperplasia de las glándulas suprarrenales, y en los estadios posteriores de la enfermedad calcificaciones irregulares. Otras causas más raras de IS que pueden ser detectadas mediante la TC suprarrenal son el linfoma suprarrenal bilateral, las metástasissuprarrenales o la infiltración suprarrenal ((sarcoidosis, amiloidosis, hemocromatosis).
      Ante la sospecha de IS central, están indicadas las imágenes por Resonancia Magnética de las regiones hipotalámica e hipofisaria, ya que pueden revelar adenomas hipofisarios, craneofaringiomas, meningiomas, metástasis e infiltración sarcoidótica, histiocitosis de células de Langerhans u otras enfermedades granulomatosas.
      Las imágenes no son necesarias en presencia de anticuerpos contra la corteza suprarrenal.

      Tratamiento
      La IS puede poner en peligro la vida. El tratamiento debe iniciarse tan pronto como se confirma el diagnóstico o más pronto aún si el paciente presenta en crisis suprarrenal.
      Prevención y manejo de la insuficiencia suprarenal
       
      Insuficiencia suprarrenal aguda 

      Remplazo con glucocorticoides 

      •Rehidratación rápida con infusiones de solución salina fisiológica con monitoreo cardíaco continuo. Inyectar 100 mg de hidrocortisona intravenosa, seguida de 100-200 mg de hidrocortisona en glucosa al 5% mediante infusión intravenosa continua (o, hidrocortisona por vía intramuscular/6 horas, en dosis de 50-100 mg, según la edad y la superficie corporal).

      Remplazo de mineralocorticoides 

      • Necesario solo en la ISP.
      • No es necesario si la dosis de hidrocortisona es >50 mg/24 horas.

      Remplazo de andrógenos suprarrenales 
      • No se requiere

      Insuficiencia suprarrenal crónica

      Remplazo de glucocorticoide 
      • ISP: comenzar con hidrocortisona, 20-25 mg/24 horas.

      • IS secundaria: 15- 20 mg de hidrocortisona en 24 h; si las concentraciones de cortisol en respuesta a la prueba de ACTH están en el límite inferior normal bajo, considerar la administración de 10 mg de hidrocortisona/día o usar solamente las dosis de estrés bajo un estrecho monitoreo.

      • La hidrocortisona debe ser dividida en 3 dosis y administrar los 2/3 o la mitad de la dosis diaria total a la mañana temprano.

      • Asesorar a los pacientes y familiares sobre la administración de hidrocortisona en dosis de estrés.

      • El monitoreo incluye la detección de signos de reemplazo de glucocorticoides bajo (pérdida de peso, fatiga, náuseas, mialgia, falta de energía) o excesivo (aumento de peso, la obesidad central, estrías, osteopenia y osteoporosis, intolerancia a la glucosa, hipertensión).

      Remplazo de mineralocorticoides 
      • Necesario solo en la ISP.

      • No es necesario si la dosis diaria de hidrocortisona es > 50 mg.

      • Comenzar con 100 mcg de fludrocortisona (50-250 mcg/día) en dosis única a la mañana temprano, junto con la hidrocortisona.

      • El monitoreo incluye evaluar al paciente para detectar signos de remplazo de mineralocorticoides insuficiente (hipotensión ortostática >20 mm Hg, pérdida de peso, deshidratación, hiponatremia, aumento de la actividad de la renina plasmática) o excesivo (aumento de peso, hipertensión arterial, hipernatremia, actividad de la renina plasmática suprimida).

      • La hidrocortisona debe ser dividida en 3 dosis, con 2/3 o la mitad de la dosis diaria total administrada a la mañana.

      • Asesorar a los pacientes y familiares sobre la administración de hidrocortisona en dosis de estrés.

      • El monitoreo debe incluir la evaluación del paciente para detectar signos de remplazo de glucocorticoides deficiente (pérdida de peso, fatiga, náuseas, mialgia, falta de energía) o excesivo (aumento de peso, la obesidad central, estrías, la osteopenia y la osteoporosis, la tolerancia a la glucosa, hipertensión).

      Remplazo de andrógenos suprarrenales 

      • Está indicado en los pacientes con alteración de su bienestar y estado de ánimo pesar de la terapia de reemplazo con glucocorticoides y mineralocorticoides óptima, o en mujeres con síntomas y signos de insuficiencia de andrógenos suprarrenales.

      • Comenzar con una dosis única 25-50 mg de dehidroepiandrosterona a la mañana.

      •El monitoreo durante el tratamiento de las mujeres incluye la medición de las concentraciones de testosterona sérica y de globulina unida a las hormonas sexuales (para calcular el índice de andrógenos libres). En ambos sexos se debe medir el sulfato de dehidroepiandrosterona sérico y monitorear las concentraciones de androstendiona (24 horas después de la dosis precedente de carga de dehidroepiandrosterona).

      Requisitos adicionales de monitoreo

      • Seguimiento regular en consultorio externo de endocrinología clínica cada 6 meses.

      • En la ISP autoinmune, preguntar acerca de los síntomas y signos de otros trastornos autoinmunes y hacer las pruebas pertinentes cada 6-12 meses.

      • Comprobar el brazalete de emergencia o la tarjeta de esteroides y actualizar según sea necesario.

      • Asegurarse de que el paciente o la familia (para los niños) estén informados acerca del uso de  las dosis de estrés de lahidrocortisona y la cobertura que proporciona el kit de autoinyección de emergencia de hidrocortisona.

      • Preguntar sobre otros medicamentos que pueden inducir  las enzimas hepáticas implicadas en el metabolismo del cortisol (por ej., rifampicina, mitotano, anticonvulsivos) o inhibirlas (por (por ej., los antirretrovirales) y ajustar la dosis de hidrocortisona según necesidad.

      Prevención de la crisis suprarrenal

      • Los pacientes deben llevar un brazalete de alerta médica y una tarjeta indicando que están en tratamiento prolongado con esteroides.

      • Los pacientes que han recibido tratamiento con glucocorticoides exógenos durante más de 2-3 semanas no deben interrumpir abruptamente dicho tratamiento.

      • Los pacientes deben recibir un kit de autoinyección de hidrocortisona de emergencia y entrenamiento sobre cómo y cuándo usarlo.

      • Los pacientes deben saber que cuando sufren enfermedades intercurrentes deben duplicar o triplicar las dosis de hidrocortisona y solicitar la asistencia médica inmediata para el diagnóstico y tratamiento de dicha enfermedad, si es necesario. Consultar en el servicio de urgencias más cercano si hay vómitos persistentes y no pueden tolerar el tratamiento con hidrocortisona oral; y para informar al personal médico sobre la necesidad del ingreso precoz al hospital para el tratamiento parenteral con hidrocortisona, en caso de una enfermedad grave o cirugía.
      Una parte muy importante del manejo de la IS crónica es la educación del paciente y su familia, quienes necesitan conocer la importancia de la terapia de reemplazo para toda la vida, la necesidad de aumentar la dosis usual de corticosteroides durante el estrés y de notificar al equipo médico si el paciente está por ser sometido a un procedimiento quirúrgico.
      Por otra parte, ellos siempre deben tener a su alcance inyecciones de hidrocortisona y saber cómo y cuándo administrarla. Los pacientes con IS deben ser tratados con hidrocortisona (o cortisona cuando no  hay disponibilidad de acetato de hidrocortisona), que es la opción más fisiológica para el reemplazo glucocorticoide. La dosis diaria recomendada de hidrocortisona es 10–12 mg/m²; puede darse en 2-3 dosis administrando la mitad o los dos tercios de la dosis total diaria a la mañana.
      En los pacientes con tratamiento prolongado con hidrocortisona se pueden observar descensos leves de la densidad mineral ósea. Hay que evitar los glucocorticoides sintéticos de acción prolongada como la prednisona y la dexametasona porque la larga duración de su acción puede provocar signos de exceso crónico de glucocorticoides.
      Últimamente se han desarrollado preparaciones de hidrocortisona de liberación retardada y sostenida que están bajo investigación clínica. Estas formulaciones brindan concentraciones de cortisol más estables a lo largo de los días y reproducen la elevación fisiológica del cortisol en las primeras horas de la mañana, después de la ingesta oral de la preparación al acostarse. También se ha desarrollado un comprimido de hidrocortisona de liberación dual de una sola toma diaria para obtener un perfil de exposición al cortisol sérico con un ritmo circadiano más fisiológico.
      Comparado con el enfoque tradicional, el tratamiento con esta preparación mejoró los factores de riesgo cardiovasculares, el metabolismo de la glucosa y la calidad de vida, todo lo cual puede ayudar a mejorar el resultado en los pacientes con IS.
      En ausencia de variables objetivas para evaluar si la terapia de reemplazo es adecuada, el médico tiene que confiar principalmente en los síntomas y signos que indican que el reemplazo de glucocorticoides es bajo o excesivo, para optar por titular apropiadamente la dosis y prevenir una morbilidad significativa.
      Durante enfermedades o procedimientos quirúrgicos menores, la dosis de glucocorticoide puede aumentarse hasta triplicar la dosis usual de mantenimiento. Durante la enfermedad o cirugía mayor, dicho aumento podría llegar a 10 veces, para evitar la crisis suprarrenal.

      En la ISP es necesaria la terapia de reemplazo mineralocorticoide, para prevenir la pérdida de sodio, la depleción de volumen intravascular y la hiperpotasemia. Se administra en forma de glucocortisona (9-α-fluorohidrocortisona), en una dosis de 0,05–0,20 mg/día, a la mañana. La dosis de fluorocortisona es monitoreada individualmente mediante el control de la presión arterial, la natremia y la potasemia, como así de las concentraciones de la actividad de la renina plasmática. La dosis de mineralocorticoide tendría que ser aumentada en el verano, especialmente si los pacientes están expuestos a temperaturas >29°C. En la IS secundaria o terciaria no es necesario el reemplazo de mineralocorticoides, pero sí podrían serlo en las deficiencias de la hipófisis anterior.

      En las mujeres, la corteza suprarrenal es la fuente principal de producción de andrógenos, como hidroepiandrosterona y su sulfato. En los pacientes adultos, niños y adolescentes con IS, el tratamiento con dehidroepiandrosterona mejora el humor y la sensación de bienestar general.
      El reemplazo de la dehidroepiandrosterona está indicado en los pacientes cuyo bienestar está muy alterado a pesar de recibir las dosis óptimas de reemplazo de glucocorticoides y mineralocorticoides. Una sola dosis oral de 25-50 mg a la mañana es suficiente para mantener las concentraciones séricas dentro de los límites normales.
      La vigilancia terapéutica incluye la medición de las concentraciones séricas del sulfato de dehidroepiandrosterona (valor objetivo: la media del rango normal para las personas jóvenes sanas) y las mujeres deben saber que deben informar cualquier efecto androgénico.

      El objetivo terapéutico de la hiperplasia suprarrenal congénita clásica no solo es proveer un reemplazo adecuado de glucocorticoides y mineralocorticoides para evitar la crisis suprarrenal sino también suprimir la secreción excesiva de ACTH de la hipófisis anterior, con el fin de disminuir el exceso de producción de andrógenos suprarrenales.
      En la niñez, para el control satisfactorio de la secreción de andrógenos suprarrenales se administran 10–15 mg/m² de hidrocortisona diaria en 3 dosis pero en el período neonatal podrían requerirse dosis más elevadas. Dado que estas dosis superan los niveles de la secreción fisiológica de cortisol, los pacientes deben ser monitoreados cuidadosamente para detectar signos del síndrome de Cushing.
      La eficacia terapéutica se evalúa mediante la velocidad del crecimiento, la maduración esquelética, la ganancia de peso y la concentración sérica de 17-hidroxiprogesterona y androstendiona a las 08:00 horas. En los pacientes con hiperplasia suprarrenal clásica con alteración de la secreción de aldosterona está indicado el reemplazo mineralocorticoide.

      La crisis suprarrenal es una emergencia que puede provocar la muerte y ocurre frecuentemente en los pacientes con IS que reciben terapia de reemplazo estándar, y requiere el tratamiento inmediato. El manejo inicial de la crisis suprarrenal es tratar la hipotensión y revertir las anormalidades electrolíticas y la deficiencia de cortisol.
      El tratamiento consiste en la administración inmediata de 100 mg de hidrocortisona y la rehidratación rápida con solución fisiológica normal con monitoreo cardíaco continuo, seguida de 100–200 mg de hidrocortisona en glucosa al 5% durante 24 horas, por infusión intravenosa continua; como alternativa, la hidrocortisona puede darse por inyección intravenosa o intramuscular, cada 6 horas, en dosis de 40-100 mg, dependiendo de la edad y el área de la superficie corporal.
      En la ISP, si el paciente recibe ≥50 mg diarios de hidrocortisona, se puede suspender o reducir el reemplazo de mineralocorticoide, porque esa dosis es equivalente a 0,1 mg de fludrocortisona. Una vez que el paciente se ha estabilizado, el tratamiento con glucocorticoides intravenosos se puede ir disminuyendo durante los días siguientes y ser sustituido por una dosis de mantenimiento oral.

      Diagnóstico especial y condiciones terapéuticas

      Insuficiencia suprarrenal en pacientes críticos
      La IS es común en los pacientes críticamente enfermos y se informa cada vez más en la sepsis, la neumonía grave, el síndrome de distrés respiratorio del adulto, el trauma, la infección por el VIH o después del tratamiento con etomidato.
      También puede asociarse con el daño estructural de la glándula suprarrenal, la hipófisis o el hipotálamo. Sin embargo, muchos pacientes críticamente enfermos desarrollan una insuficiencia del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal reversible.
      El mecanismo fisiopatológico que lleva a la IS en el curso de una enfermedad crítica no está bien establecido. No obstante, se mencionan la disminución de la secreción de cortisol y la alteración de la señal de transducción de los glucocorticoides. Se ha postulado que las citocinas proinflamatorias podrían competir con la ACTH en sus receptores o inducirían la resistencia tisular a los glucocorticoides.

      En ausencia de glucocorticoides, sus receptores están principalmente en el citoplasma integrando un complejo con las proteínas del shock térmico y las inmunofilinas. Una vez producida la unión de los ligandos, los receptores son sometidos a cambios en su conformación y se separan de las proteínas chaperonas para moverse dentro de los núcleos donde se unen a elementos de la respuesta glucocorticoide negativa o positiva, en las regiones promotoras de genes antiinflamatorios o proinflamatorios.
      Por lo tanto, el receptor de glucocorticoides puede inhibir la expresión de genes proinflamatorios, independientemente de la unión del ADN, por la interacción física con el factor de transcripción p65, una subunidad del factor nuclear ƙB. Los glucocorticoides pueden inducir efectos antinflamatorios a través de vías no genómoicas. Los receptores de glucocorticoides unidos a la membrana pueden activar las vías de las cinasas en cuestión de minutos.
      La activación de la vía MAPK provoca la inhibición de la fosfolipasa citosólica A2α, mientras que la fosfatidilinositol 3-cinasa activada induce la óxido nítrico sintetasa endotelial y la producción subsiguiente de óxido nítrico. Por otra parte, los glucocorticoides pueden perjudicar la señalización de los receptores de las células T mediante la inhibición no genómica de la cinasa relacionada con el concogen FYN-y, la proteína tirosinacinasa específica de los linfocitos en el receptor de glucocorticoides.

      Además de la sepsis por sí misma, los medicamentos usados durante su tratamiento pueden interferir en la síntesis de glucocorticoides y la señal de transducción. Por otra parte, la alteración del flujo sanguíneo de la hipófisis distal pude provocar isquemia o necrosis hipofisaria, mientras que la creciente acumulación de óxido nítrico, superóxido o, neuropéptidos o prostaglandinas centrales puede contribuir al descenso de la secreción de hormonas hipotálamo-hipofisarias en los pacientes con sepsis.

      Un estudio multidisciplinario de pacientes críticos concluyó que en este contexto, el diagnóstico se confirma cuan el cortisol sérico total es <90 μg/L luego de la administración de 250 μg de ACTH,  o por una medición al azar de cortisol total <100 μg/L. 
      Para el shock séptico se recomienda la administración de 200 mg de hidrocortisona diarios, divididos en 4 dosis o en infusión continua de of 240 mg/día (10 mg/h) durante al menos 7 días la. Para los pacientes con el síndrome de disstrés respiratorio del adulto precoz grave se recomienda la metilprednisolona, en dosis de 1 mg/kg/día durante al menos 14 días. El papel del tratamiento glucocorticoide en otros pacientes críticamente enfermos no ha sido del todo estudiado.

      Disfunción tiroidea

      En los pacientes con IS e hipertiroidismo no tratado, la dosis de glucocorticoides de reemplazo debe ser 2-3 veces superior a la usual, con el fin de compensar la mayor depuración de cortisol que ocurre en el hipertiroidismo. Por otra parte, para prevenir la crisis suprarrenal, la terapia de reemplazo con tiroxina en el hipotiroidismo debe comenzar luego de haber excluido o tratado la IS.

      Embarazo 


      La IS en el embarazo es bastante rara pero si no se diagnostica y trata oportunamente puede provocar una gran morbilidad y también la muerte, tanto de la madre como del feto. El embarazo es un estado fisiológico de exceso de glucocorticoides y se asocia con concentraciones elevadas de globulina ligada al cortisol, al cortisol libre y a la progesterona, especialmente en las últimas semanas de gestación.
      Las pacientes con IS en el embarazo deben ser tratadas con 12–15 mg/m² de hidrocortisona diarios, divididos en 3 dosis desiguales, la más concentrada a la mañana. Al comienzo del trabajo de parto, la dosis diaria de hidrocortisona se aumenta al doble o al triple o se administra una dosis parenteral de 50–100 mg, la cual puede ser administrada durante la segunda etapa del trabajo de parto. Si el parto es por cesárea, la hidrocortisona se debe administrar por vía intravenosa en dosis de 100 mg/6 horas, para luego ir disminuyendo en las 48 horas siguientes.

      Interacciones medicamentosas

      Los anticonvulsivos como la fenitoína, el fenobarbital y la carbamazepina estimulan el citocromo P450 3A4 y de esta manera estimulan las enzimas hepáticas y provocan un metabolismo acelerado de los glucocorticoides, con reducción de su efecto. Por el contrario, los fármacos antirretrovirales, como el ritonavir, inhiben la actividad del citocromo P3A y provocan un retardo en el metabolismo de los glucocorticoides y el consiguiente aumento de su concentración.
      ♦ Traducción y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti
      Consumir más calcio regula el aumento de peso
      El consumo de calcio regula el metabolismo del tejido adiposo y provoca descenso de peso, principalmente si proviene de lácteos.
      Autor: Dres. Parikh S, Yanovski J Fuente: Unidad de Crecimiento y Obesidad del Instituto Nacional de Salud y Desarrollo Infantil, Betheseda. Am J Clin Nutr. 2003 Feb;77(2):281-7.
      La prevalencia de obesidad está aumentando progresivamente desde los años 60. El 61% de los adultos de 20 a 74 años en USA tienen sobrepeso u obesidad. Se han identificado muchos genes, pero estos avances no han sido útiles en la práctica para diseñar estrategias que ayuden a controlar el aumento de la obesidad. Existen múltiples estudios que analizan los factores ambientales que influyen sobre la dieta y la actividad fisica, entre ellos se ha identificado que la ingesta de calcio (Ca) es un factor que se correlaciona negativamente con el Indice de Masa corporal (IMC).

      Muchos estudios epidemiológicos muestran una relación inversa entre la ingesta de Ca y la adiposidad corporal. Todos muestran que el riesgo relativo de obesidad es mayor en las mujeres, hombres y niños que tienen ingesta de Ca bajas. En todos estos trabajos, el grupo que recibió aportes de Ca altos, presentó disminución del peso a lo largo de los años de seguimiento.
      Ingesta de lácteos y adiposidad:

      El aumento de consumo de lácteos favorece el descenso de peso, mejora la insulinorresistencia en obesos y baja la tensión arterial en hipertensos. Este efecto no se debe sólo a la mayor ingesta de Ca. Se comparó el descenso de peso en 3 grupos: 1) control: recibía 400-500mg de Calcio a través de los alimentos, 2) igual aporte de Ca dietario más 800 mg de Ca como suplemento 3) 1200-1300 mg diarios de Ca, con alta ingesta de lácteos. Todos bajaron de peso, el grupo 2 perdió 38% más de grasa, el grupo 3 perdió 64% más que el control y perdió mas grasa del tronco. El mecanismo aún se desconoce; es posible que los lácteos tengan otro componente que afecte el peso corporal.
      Ca intracelular y metabolismo del adipocito:

      La concentración de Ca intracelular [Ca]i, se regula por complejos mecanismos de interacción entre el flujo a través de los canales de Ca, el depósito de Ca libre en la  célula (ej: en retículo endoplásmico) y por un gradiente activo de las bombas de Ca.
      Se ha observado que los obesos tienen mayor [Ca]i.

      La alta [Ca]i favorece la lipogénesis e inhibe la lipólisis en adipocitos, y se relaciona con otros reguladores intracelulares como la insulina y la proteína agouti. Las hormonas reguladoras del Ca, como la Vit D y la parathormona (PTH) aumentan la [Ca]i y así estimulan la síntesis de triglicéridos e inhiben el catabolismo de los lípidos
      Relación entre ingesta de Ca y [Ca]i:

      Mayor ingesta de Ca ® menor adiposidad.
      Mayor [Ca]i ® mayor lipogénesis y menor lipólisis.

      ¿Cómo es posible?

      Una explicación es que la alta ingesta de Ca esté relacionada con menor [Ca]i, por un efecto sobre las hormonas reguladoras. La ingesta de Ca elevada, baja la concentración de Vit D y PTH en sangre, mientras que las dietas con poco Ca las estimulan.

      Los obesos adultos y niños tienen niveles séricos de Vit D y PTH mayores que los controles normopeso. Entonces, la ingesta baja de Ca lleva a un aumento de la Vit D y PTH con aumento del [Ca]i y mayor lipogénesis en los adipocitos.
      Relación entre Ca dietario y Absorción de Grasas:

      Otro mecanismo en el control de la adiposidad es el efecto sobre la absorción de triglicéridos en el intestino. El aporte de una dieta con alto contenido de Ca aumenta la excreción de grasas por la materia fecal y mejora el perfil de los lípidos plasmáticos.
      Sin embargo, la cantidad de grasa que se pierde por heces es muy baja y no justifica los cambios en el peso observados en estos pacientes.
      Conclusiones:

      Este artículo revisa el rol del Ca de la dieta en la regulación de la adiposidad corporal, a través de la regulación de las vías metabólicas del adipocito y la absorción intestinal de grasa. Los efectos de recibir Ca "extra" son mayores en sujetos con dietas hipocalóricas, especialmente en los que consumen más cantidad de lácteos, aunque no se conoce la causa.

      El Ca juega un rol importante en la regulación del peso corporal, y se sugiere que si aumentamos la ingesta de lácteos, podríamos prevenir futuros aumentos de peso.
      Debido a la creciente prevalencia de obesidad, es importante la identificación de factores ambientales que ayuden a controlar la creciente epidemia de sobrepeso. Se propone un aumento de la ingesta de Ca para favorecer la regulación adipocitaria.

      Artículo comentado por la Dra. Débora Setton, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Nutrición.